Un loco en silla de ruedas

Foto por James Alfaro

Por Roberto Campos Donari

Sebastián Zúñiga Palominos es un temuquense que a sus 24 años ingresó al primer año de Periodismo de la Universidad de La Frontera, y reparte su tiempo entre los estudios y la administración de sus páginas de Facebook “Las aventuras de un loco en silla de ruedas” e Instagram, sitios donde muestra sus andanzas, los infinitos viajes que realiza a pesar de su discapacidad, y además invita a los lectores a ayudarlo en sus aventuras.

—¿Por qué decidiste estudiar Periodismo?

Todo se inició desde hace tres años, cuando sufrí el accidente por el cual utilizo mi silla de ruedas. Un año después empecé a viajar y de alguna forma no quería ver la silla como un límite, entonces me cree en Instagram y un Facebook que se llaman “Las Aventuras de un loco en silla de ruedas”.  De ahí empezó a nacer el tema del periodismo. Ahora reviso mis escritos y sin darme cuenta antes de entrar a la carrera ya estaba haciendo redacción. Estaba escribiendo lo que vivía, lo que sentía y como eran los lugares. Y tras pensar harto me dije: esto me va a dar las herramientas y las capacidades para ir formándome en lo que quiero.

—¿Cuáles son tus metas con el Periodismo?

Mis primeras metas son aprobar los ramos. No quiero que me pase lo mismo que en la carrera anterior, cuando entré a Ingeniería me proyecté al tiro en donde iba a trabajar, sin antes enfocarme en aprobar y eso me hizo frustrarme mucho más. Pero me gusta mucho lo que estoy haciendo con la redacción, que es de viajes, de aventuras, de montañas y me gustaría perfeccionar eso con el Periodismo, para allá va mi norte, eso es lo que quiero.

—¿Cómo complementas el deporte con el estudio?

Lo estoy empezando a lograr. No es fácil, pero igual estoy proyectándome. Yo ando casi siempre con mi bicicleta y por lo general me gusta pedalear e ir a todos lados con ella, mi deporte es la bicicleta y así voy a la universidad. Mi hermano me está metiendo el bichito de la escalada en ‘boulder’ (escalar rocas o paredes), comparto con los chicos de un centro de escalada que se llama El Bloke y estoy pensando en unirme al grupo de escalada de la Ufro. Y además, en la semana me programo para hacer mis entrenamientos y ejercicios, que son los que tengo que hacer todos los días, entre elongaciones y mantenerme activo físicamente. Así voy distribuyendo los horarios, que hasta el momento son más tranquilos, aunque tenemos harta demanda de lecturas.

Sebastían Zuñiga en su silla viajera

—¿Te consideras deportista?

Como un referente deportivo no, pero sí me considero deportista porque toda mi vida lo he sido y eso me ha ayudado mucho a tener mi independencia con la silla de ruedas, me ha dado mucha autonomía para hacer mis cosas y viajar. Y eso es algo muy importante en una vida en la cual se te presentó tener que usar una silla para trasportarte, porque si te dejas estar, después te pesa la silla, te pesa el cuerpo y te cuesta moverte.

—¿Cómo puedes practicar el andinismo?

Estoy participando en proyectos de inclusión. Uno es con una empresa que se llama Iron Will, que es de Santiago. Ellos están haciendo un proyecto denominado “Cumbres inclusivas” y trata de  hacer cumbres en Chile y Latinoamérica con el objetivo de realizar estas experiencias con una persona que tenga lesión medular, ocupando una silla especial de senderismo, que es de la marca franco-canadiense ‘Joëlette’. Es como una carretilla que no permite que el usuario haga esfuerzo físico, así que tu trabajo es más bien psicológico, ir manteniendo al equipo fuerte, así fue en la expedición que hicimos en el cerro El Plomo este año.

¿Con quiénes estás haciendo las expediciones?

Son amigos que conocí en el viaje. No nos conocíamos antes, solamente coordinábamos por WhatsApp, pero antes ellos tenían experiencias en montañas. Yo era el nuevo, nunca me había integrado de la forma como ahora lo hacemos, teniendo un equipamiento más especial para la montaña. Entre todos nos conocimos en esa expedición y así nos empezamos a hacer amigos, formar lazos y compartir en la experiencia buscando hacer la cumbre. Llegamos a los 4.700 de los 5.424 metros que tiene el cerro, y sorteamos varios problemas. Se nos bajó gente antes del proyecto y a varios les dio puna, por la altura, y como lo realizamos del 6 al 10 de marzo, nos encontramos con heladas de hasta 20 grados bajo cero. Igual todo eso iba siendo un gasto físico y psicológico en el equipo.

—¿Qué se siente cuando un montañista llega a la cima de una montaña?

Arriba sientes de todo. Sientes emociones muy intensas de felicidad, a veces angustia, porque te frustra no poder ayudar de forma física. En muchos momentos hay que tomar el liderazgo, entonces se siente una energía que te conecta con el equipo. Pasas frío, a veces miedo, porque uno anda por lugares en los cuales te puedes caer en cualquier momento y se necesita confiar en el equipo plenamente, eso es primordial para avanzar. Yo me propuse mentalmente que quería estar ahí y eso me ayudó bastante a no tener miedo, a confiar en el resto del equipo. A veces piensas que los lugares donde estás jamás los hubieses visto, o tal vez no los experimentarías de esta forma. Te acuerdas mucho de familiares y gente que quisieras tener ahí a tu lado. Hay muchas cosas que solo se entienden en la montaña.

— ¿Cómo ha sido tu adaptación a la silla de ruedas?

— Estuve siempre alejado del tema. Pero nos pasan las cosas y recién ahí empezamos a investigar sobre eso. Incluso ahora que ando en mi silla de ruedas veo a la gente en la calle, que igual usa, y  antes estaba esa misma gente ahí, pero yo no la veía, porque pasaba de largo. Es un tema cultural y hay que irlo solucionando. No solo hablar de accesibilidad para las sillas sino que también de integración.

— ¿Cómo ves la adaptación del entorno para la silla de ruedas?

—Ha ido cambiado harto. Cuando he hablado con personas mayores que usan silla, me han dicho que nosotros estamos en una época dorada, ya que ahora hay más tecnología, hay mucho apoyo de parte del Estado. Hay leyes que se están haciendo y la accesibilidad universal es todo un tema. Se está pidiendo que cada construcción que se haga cumpla con normas de accesibilidad y que eso se haga real, a pesar que aún estamos en pañales. Por ejemplo, con mi lesión puedo usar bien mis manos, entonces puedo usar bien mi silla, subir rampas o levantar las ruedas en desniveles, pero hay otros que tienen que usar sillas eléctricas porque se les complica mucho el movimiento en forma manual y dependen netamente de como la silla se comporta en el pavimento. Ellos no la dominan. Esas son cosas que se tienen  que ir solucionando. Es bueno que nosotros comentemos nuestras vivencias y que expresemos como es convivir el día a día en una silla de ruedas, para mostrar que lo teórico no es tan válido y hay cosas que se pueden solucionar simplemente preguntándonos a nosotros mismos.

Después de 30 minutos de conversación en una sala de la carrera de Periodismo de la Universidad de La Frontera, Sebastián se despide y se marcha rumbo a su hogar. Comenta que debe ir a hacer sus ejercicios kinésicos, que le permiten mantener su musculatura en forma para tener las habilidades que le permitan seguir viajando y soñando.

 

Comentarios