Roger Waters en Chile: Una de las voces de Pink Floyd que necesitamos escuchar

Por Ignacio Hernández Catalán.

(Foto por David Wolff – Patrick/Redferns vía Getty Images)

El miércoles 14 de noviembre, horas antes de que comenzara el recital de Roger Waters en Chile, la noticia de la muerte del comunero mapuche Camilo Catrillanca llegó a todos los rincones del país.

Esta muerte, a manos del Comando Jungla, no dejó a nadie indiferente; personas a lo largo de todo el país manifestaron su rabia y dolor, en un comienzo a través de las redes sociales, luego, en manifestaciones que tiñeron de rojo el cielo de varias ciudades. Para quienes nos encontrábamos entre el público del show del ex Pink Floyd, la muerte de Camilo Catrillanca dio otra dimensionalidad a espectáculo.

Roger Waters, exbajista, escritor y productor de la legendaria banda Pink Floyd se ha caracterizado por tener un discurso político claro y duro, el cual no quedó fuera de su concierto en Chile. A cada uno de los temas que interpretó le asignó una significancia política, que quedaba en evidencia en las visuales que se proyectaban en la pantalla gigante, que era parte de lo que volvía tan visualmente potente a este espectáculo. Mensajes como “Trump es un cerdo”, “resistir al estado de Israel” y “resistir al neofascismo”, fueron algunos de los que se pudieron encontrar a lo largo de la jornada.

Un show que duró más de dos horas y media, con 21 canciones interpretadas, un break (razonable) de veinte minutos, un discurso sobre la dictadura en Chile y un homenaje a Víctor Jara dejaron en evidencia que Roger Waters no solo sigue siendo un artista capaz de deslumbrar a estadios completos, sino que a sus 75 años tiene las cosas tan claras como siempre.

Cada canción que fue interpretada se logró de la manera más exitosa, ninguna nota fuera de lugar, cada instrumento sonaba igual que en los discos originales de Pink Floyd, la voz de Waters, a pesar de ser la voz de un hombre de 75 años, me sorprendió por su buen estado. La amplificación hacía lo suyo también, un sonido envolvente con efectos que venían de todos lados, producía que la audiencia se inmiscuyera aún más en lo que estaba pasando en el escenario. Y no solo musicalmente fue un gran show, visualmente también, no solo contó con una pantalla led inmensa, sino que en la segunda parte del concierto, pilares salieron de a pantalla y el escenario de convirtió en la mítica fabrica de la portada del disco animals, con cerdo volador y todo, una pirámide de luces laser fue proyectada entre el publico y el show terminó como corresponde, con fuegos artificiales que sorprendieron a las más de cincuenta mil personas que se encontraban en el Estadio Nacional.

Sin duda, con concierto emocionante para los fanáticos de Pink Floyd de todas las generaciones, pero aún más especial, para quienes sabíamos lo que estaba ocurriendo en el sur, cada llamado a la resistencia tenía un significado casi palpable, cada llamado a darle cara al fascismo desde donde podamos, se volvía necesario. Roger Waters no solo logró deslumbrar con su música, sino también, con su discurso político, que se vuelve cada vez más pertinente en Latinoamérica, donde los gobiernos de derecha siguen y siguen aumentando. ¡RESISTAN!

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