Palabras que vuelven invisible: El lenguaje inclusivo y el camino hacia una educación sin discriminación

Por: Sebastián Alarcón y José Manuel Brito  

El movimiento feminista ha abierto el debate sobre la necesidad de un lenguaje inclusivo que llegue a renovar términos que actualmente son vistos no solo como machistas, sino como erróneos y excluyentes, es decir, que dejan en segundo plano o invisibilizan a el género femenino y diferentes tipos de disidencias sociales.

Este proceso toma fuerza en la población más joven en Chile y en varios países de habla castellana, siendo los y las estudiantes en universidades quienes le dan mayor relevancia, apelando a que nuestra lengua está “viva”, en constante cambio y construyendo nuestra realidad. Desde nuestra infancia normalizamos todo tipo de palabras, el lenguaje sin lugar a dudas, nos ayuda a desenvolvernos en el medio de manera natural y fluida, pero ¿qué pasa cuando una “minoría” se ve perjudicada o disminuida por alguna de estas palabras? Yendo un poco más al fondo del problema ¿qué pasa cuando las llamadas minorías, se sienten ignoradas o pasadas a llevar con algún concepto y dejan de ser una “minoría”?

Ximena Briceño, docente de la Universidad de La Frontera (Ufro) y dirigente de la actual asamblea triestamental femenina de la misma universidad, lleva años trabajando sobre la necesidad de algo más que un lenguaje inclusivo, una educación no sexista. La docente tajantemente enfatiza que el concepto clave dentro del problema, es la “invisibilización”, apuntando directamente a lo desplazadas e incluso anuladas que se sienten no solo las mujeres en distintos ámbitos sociales, sino los distintos tipos de disidencias respecto a su condición, raza,origen,clase social, etcétera.

Visión dentro del movimiento y educación no sexista

El eje central del conflicto no es algo nuevo ni solo parte de generaciones pasadas, dentro de la Ufro se vienen tratando estos temas hace años a través de las escuelas de invierno para funcionarios y docentes de la casa de estudios, para lo que se han realizado un gran número de encuestas y estadísticas que Ximena señala como: “Fuertes, el grado de ignorancia y desinformación respecto al movimiento feminista y su visión y petición, es incluso conceptual, muchos no se instruyen sobre el feminismo, y solo lo toman como un símil al machismo, confundiéndose este con el hembrismo”. Llama la atención también el fuerte revuelo que ha tomado la proposición de cambio del lenguaje. La docente agrega que: “Se cree que es un simple capricho, obviando el hecho de la violencia que se ejerce a través del lenguaje”.

Para el movimiento el cambio en las palabras como es la inclusión del concepto “Elles”, “Nosotres”, es sólo una transformación estética que acompaña a una necesidad de cambiar la mentalidad de la sociedad actual. El trasfondo de esto es dar un alto al trato discriminatorio que se tiene hoy  hacia las mujeres, pueblos originarios, disidencias sexuales e incluso cambiar algunas ideas impregnadas en el inconsciente colectivo. Un ejemplo de esto es, cambiar la idea de “hombre” que se impone a la población.

El Ministerio de Educación se hace parte de este cambio social, y apelando a la no discriminación en el lenguaje en las aulas por parte de docentes y estudiantes, saca a circulación el Manual de Lenguaje Inclusivo No Discriminatorio, este de mano de La Unidad de Equidad de Género del Ministerio de Educación. A través de dicho instructivo, el Gobierno busca realizar una orientación conceptual que lleve a un correcto análisis de género y evite un sesgo discriminatorio o sexista en el mundo educacional. Cabe destacar que la iniciativa del Ejecutivo no es su primera incursión en este ámbito, El Servicio Nacional de la M  ujer publicó el primer manual de lenguaje inclusivo de género en el año 2013 y en el año 2017 el Ministerio de cultura lanzó el suyo.

 

Visión desde la Lingüística

Si bien el movimiento busca generar principalmente una modificación que realice un cambio en el pensar colectivo, alejando a este del “patriarcado” en la población. El cambiar el habla conlleva procesos mucho más profundos desde la mirada profesional, en donde existen expertos en comunicación y lingüística quienes ven esto como una transformación profunda que parte desde la diferentes culturas que existen, cada una con una variada identidad y educación. En países de habla castellana este proceso es más complicado, entre los principales factores encontramos a la Real Academia Española (RAE), que posee un historial “machista” y muy apegado a la Iglesia Católica, en donde hoy en día podemos encontrar que la presencia femenina es pequeña. Un ejemplo del machismo que presenta en sus manuales se encuentra en la palabra “débil”, que nos lleva al concepto “Sexo débil”, este último es descrito como “Conjunto de las mujeres”. Es clara la necesidad de cambio, el que se está dando gracias a un proceso cultural y de presión.

El doctor en Lingüística Juan Painequeo, habla sobre que los cambios en la lengua siempre han existido a lo largo de la historia. En Chile el primero se da cuando los Españoles obligan a los pueblos originarios a adaptar al castellano como lengua madre. En la historia del castellano los cambios han sido visibles y se siguen haciendo día a día. Sin embargo lo primero que tiene que pasar, es que la población cambie su mentalidad, tome este nuevo lenguaje como suyo y lo internalice, un proceso que puede llevar décadas, pero que actualmente va por un buen camino. Agrega el docente: “Los cambios no se notarán rápidamente, porque tienen que consolidarse. Seguramente, pasada una época se notarán y en ese momento podremos concluir si hay un verdadero cambio, pero son procesos que llevan mucho tiempo”.

Stefanie Pacheco Pailahual, periodista y magíster en Comunicación comenta  que existe una verdadera posibilidad de cambio lingüístico: “El castellano es una lengua viva, de hecho no sería la primera vez que uno de sus cambios se produce y oficializa a través de la RAE por un vacío o incomodidad gramatical”, haciendo alusión a la importante y radical edición del año 1960 del diccionario, que incluyó nuevas letras con el objetivo de evitar confusiones al escribir y leer diferentes textos antiguos, es decir, la Real Academia no solo podría realizar el cambio, sino que debería hacerlo, ya que cuenta con mecanismos complejos que logran  realizar una edición que responda a un cambio ya existente a nivel social.

La doctoranda de la Universidad Complutense de Madrid, comenta bastante molesta con el hecho que el problema va más allá: “El carácter casi privado y sectario de la RAE, hace casi imposible el exigir un cambio a través de un movimiento social, gracias a la falta de un protocolo claro para llevar a cabo cualquier peticion popular”.

 

Avanzando a través de los hechos

Ximena Briceño, por su parte, esboza una sonrisa y agrega que hoy luego de meses de arduo trabajo entre funcionarias, estudiantes y docentes, se logró concluir con  el protocolo de género de la Ufro, el que será entregado el día 31 de agosto. “El escenario actual es positivo, creemos que no pedimos nada imposible, pero hay que trabajar desde las bases, cambiando una mentalidad desde la docencia hacia las nuevas generaciones”. El magíster en Comunicación Manuel Ortiz  cuenta su visión al respecto: “No estoy en absoluto de acuerdo con los cambios del lenguaje” aludiendo a que los cambios deben ser, actos reales y verdaderos, “no se trata de decir los, las, les, el problema no se soluciona con artículos ni representaciones y eso es en lo que se equivoca el feminismo, deben preocuparse de promover un cambio valórico hacia un mundo con menos discriminación, más amor y empatía”, concluye recalcando que él está totalmente de acuerdo con el cambio, pero no del todo con la perspectiva que el movimiento le está dando.

Hay un hecho irrefutable, todas las visiones tratadas llegan a un mismo punto, hay un cambio necesario por el que se viene trabajando durante años. El camino desde una perspectiva histórica no será instantáneo, será lento, pero seguramente valdrá la pena porque ya se está viviendo. Años de un proceso, de una revolución por el fin de la invisibilización todos los caminos quieran o no apelan a la factibilidad de un cambio y es que no cabe duda que el lenguaje evoluciona y crea realidad, una realidad que solo el tiempo dirá si logró llegar al objetivo, un lenguaje del que todos sean parte y con el que todos se sientan cómodos.

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