Por: Gabriel Gutierrez
La vida de un estudiante en la Universidad de La Frontera es difícil. Entre largas noches de estudio, tardes completas avanzando trabajos atrasados, horas eternas encerrado dentro de una sala de clases y la presión por rendir en todos los ramos sin llegar al colapso es, muchas veces, difícil ordenarse para tener tiempo para alguna otra cosa que no tenga relación con lo académico.
Pero la universidad no lo es todo. Los cuadernos y las notas no son lo único que roza por la mente de un ufroniano, porque los estudiantes no solo poseen un cerebro para aprender, sino que también un corazoncito que alimentar con amor. Uno que muchas veces nace entre juntas en la biblioteca, reuniones para avanzar trabajos o carretes mechones. Y sobre esto, surge una pregunta: ¿La Universidad de La Frontera es un lugar apto para pololear, o solo para deshacerse en los estudios? ¿Puede un/a estudiante enamorado pasar tiempo con su media naranja dentro de la U? Por eso, hoy llegó el Cupido universitario a lanzar tu mochila con cuadernos lo más lejos posible, y te trajo una lista con los cinco lugares más “piola” para pololear en la Ufro.
1. Las Canchas
No todo lo que se vive dentro del ambiente de las canchas tiene relación con lo deportivo. Porque entre los 91.500 metros cuadrados las 3 canchas de fútbol y la pista atlética ubicada en calle Uruguay, también hay tiempo para el amor.
Por eso, es normal al darse una vuelta cada tarde por este “campus deportivo” observar a decenas de parejas aprovechando los vastos terrenos con un pasto tan verde que invita a querer hacer de todo, menos deporte. Y esto es algo en lo que está de acuerdo Claudia Canales, estudiante de tercer año de Ingeniería Civil Industrial y quien se encuentra junto a su pololo disfrutando de una agradable tarde. “Siempre vengo con él aquí a las canchas, porque aparte de tener harto pasto, siempre es un lugar súper tranquilo. A lo más se escucha a lo lejos solo la gente haciendo deporte, pero nada más”, expresa Canales.
2. Los bancos de la Facultad de Humanidades
“Es como lo más cercano que uno tiene a una plaza para poder pololear. Uno viene aquí, se sienta con su polola y puede compartir y abrazarse con ella todo el rato que quiera”, asevera Eduardo Ramírez, estudiante de segundo año de Historia y un romántico a la antigua. Y es que los cómodos bancos sacados de la plaza de una romántica película de los años 60, decoran los pasillos de esa especie de gran rectángulo que se forma en los pastos de la Facultad de Humanidades, y se transforma así en un lugar privilegiado donde poder sentarte con tu pololo/a, a compartir abrazos y besos y disfrutar de todo el tiempo que quieras sin pensar en cuadernos ni materia.
3. Los pastos cercanos al logo de la Ufro
Quizá sea porque ya es primavera o porque prima la comodidad y tranquilidad, pero los lugares con pasto dentro de la Universidad de La Frontera siempre han sido un sector predilecto para que todas las parejas que conforman la Ufro sean atraídas como una especie de imán, acobijándose en estos terrenos y compartiendo un tiempo de amor adolescente. Y si existe un lugar que cumpla con todas estas características (aderezando esto aún más con su gran tamaño), son los pastos adjuntos a ese gran y blanco logo de metal que reluce la frase “Universidad de La Frontera” con orgullo. Y es que como expresa Diego Flores, alumno de cuarto año de Historia, “Aquí es perfecto para venir a pololear. El lugar es grande, hay harto pastito, varios bancos y casi nunca pasa gente por aquí, solo autos. Así que no hay incomodidad porque venga gente a cada rato. Yo siempre vengo acá con mi polola”.
4. La plaza Dagoberto Godoy o plaza del hospital
¿Qué hacer cuando los lugares verdes ni siquiera escasean sino que son completamente nulos? Algo con lo que las parejas que se forman en los fríos pasillos de cemento de la Facultad de Medicina tienen que lidiar cada día, pero para lo cual poseen una solución perfecta: Una plaza que se encuentra justo al lado. Específicamente la plaza Dagoberto Godoy (o conocida por todos como la “plaza del hospital”), la que de lunes a viernes se transforma en el epicentro fundamental del amor ufroniano. “Es súper difícil tener un lugar para pololear dentro de la facultad, porque a lo más está el hoyo pero siempre hay un montón de gente, así que se hace medio incómodo. Así que lo mejor que hago yo es ir a la plaza y pasar ahí tiempo con mi pololo”, explica Camila Poblete, una enamorada alumna de primer año de Enfermería.
5. Casino Las Araucarias
Está bien… puede ser que un casino universitario diste mucho de lo que podría ser un lugar tranquilo para pololear, pero entre tanto estudio y la falta de tiempo para hacer alguna otra cosa, el Casino Las Araucarias se transforma en el lugar perfecto para aprovechar el tiempo de almuerzo, reunirse con la pareja y compartir un tiempo de comida y relación afectiva, especialmente en esos días de lluvia, de los que ni en primavera se salvan quienes viven en Temuco. Algo con lo que Juan Zavala, estudiante de cuarto año de Tecnología Médica, está de acuerdo: “Como voy en cuarto año, tengo poco tiempo para alguna otra cosa que no sea estudiar. Así que aprovecho la hora del almuerzo para juntarme con mi polola y comer juntos. Quizá no es muy romántico, pero es el gran tiempo que tengo para estar un ratito con ella”.