La última estación de la Casa de Máquinas

Por: Juan Carlos Poblete

Autoridades gubernamentales discuten la aprobación de un proyecto que busca transformar la estructura, algo que no es bien visto por quienes la consideran un patrimonio arquitectónico.

Una mezcla de humo y niebla que lentamente comienza a desvanecerse deja apenas entrever los rieles que se pierden hacia la tornamesa ubicada en la Casa de Máquinas del Museo Nacional Ferroviario Pablo Neruda de Temuco. El silencio al interior contrasta con el ruido de las micros que van hacia Cajón y de los demás vehículos que transitan por Avenida Barros Arana. Entre la neblina se dibujan las siluetas de las moles de fierro que reposan al costado de una inmensa construcción de cemento, donde reina la humedad y el musgo, testigos del paso de los años que aquí parecieran haberse detenido. Un pedazo de historia viva que quedó atrapado en el tiempo.

Screenshot_1Pero este “pedazo de historia” tiene su historia. El terreno –y las piezas ferroviarias en su interior– fue declarado Monumento Histórico Nacional el año 1989, cuando pertenecía a la Empresa de Ferrocarriles del Estado, entidad que traspasó el sitio a la Municipalidad de Temuco el año 2001. Tras varios años de mejoramientos, el lugar fue transformado en el primer y único museo nacional ferroviario de Chile, inaugurado finalmente el 24 de febrero del 2004 por el presidente Ricardo Lagos. El museo fue bautizado en honor al poeta más importante de la historia nacional, Pablo Neruda, hijo de maquinista que creció jugando entre rieles y vapor, y que terminó consagrándose con su poesía que estaba marcada por la pasión por los trenes que admiraba cuando salían desde Temuco hacia otro punto de la región que lo vio nacer. Su sentimiento ferroviario quedó plasmado entre versos y estrofas que fueron aclamadas por todo el mundo. Pareciera que toda la esencia de aquella época en la que el pequeño Neftalí Reyes Basoalto veía a su padre saliendo a cargo de locomotoras humeantes siguiera ahí, intacta. Pero toda la mística del lugar, está en serio riesgo.

Si bien el museo hoy en día recibe a los visitantes con un parque que a lo largo del recorrido va contando la historia de Neruda, de la carbonera, de los vagones ya inutilizables, y de los trabajos que se llevaban a cabo en la estructura núcleo de las labores ferroviarias en Temuco: la Casa de Máquinas. Este edificio, de gran riqueza histórica y cultural y que data del año 1941, está siendo amenazada por un proyecto que está en manos de las autoridades desde varios años. La obra contempla construir una cúpula de 70 metros de diámetro y 20 de altura como techo de la Casa de Máquinas, edificio que data del año 1941. El proyecto es dirigido por la Dirección de Arquitectura del Ministerio de Obras Públicas y abrió su primera licitación el 28 de mayo del año pasado, luego que el Gobierno Regional aprobara una inversión de 3 mil millones de pesos, a financiar entre fondos nacionales y regionales. El objetivo final del proyecto es que, además de proteger los 38 andenes y 14 máquinas que se guardan dentro, la Casa de Máquinas se convierta en un centro de eventos donde se montarán obras musicales y teatrales. Sin embargo, este proyecto cultural está colocándose por encima de la misión del museo, que consiste en preservar el patrimonio ferroviario. Llevar a cabo esta modificación en el edificio generará daño al patrimonio del recinto, considerando que una alteración a la estructura involucrará un alto costo de inversión que

finalmente deteriorará el valor histórico del museo y su importancia cultural, lo que afectará directamente a la identidad cultural y la particularidad urbana de la ciudad de Temuco.

EL PROYECTO

ferroviarioFue durante el año 2008 cuando la iniciativa empezó a concretarse. La intendenta de la época, Nora Barrientos, realizó el primer anuncio oficial, confirmando al Diario Austral que se habían aprobado fondos del Banco Interamericano de Desarrollo para este “desafío de ingeniería”. Dos años después, la Casa de Máquinas sería herida de muerte. El 27 de febrero del 2010, la estructura, ya débil por el paso de los años, fue gravemente afectada por el terremoto de 8.8 Richter que azotó a Temuco y la zona centro – sur de Chile. La encargada del museo, Scarlett Carter, confirmó que el edificio fue declarado inhabitable por el Departamento de Obras de la Municipalidad y el Serviu. “Desde entonces, el acceso no está permitido para los visitantes del museo, y se han retirado algunos coches, ya que todo lo que se guarda ahí está corriendo el riesgo de que otro sismo mayor pudiera afectarlo. Esto genera un mayor gasto, porque todo lo que está a la intemperie está deteriorándose más rápido por las condiciones climáticas. La lluvia acelera el óxido, por lo que mantener en buen estado a las máquinas está costando más”. De ahí que la iniciativa haya tomado fuerza desde después del terremoto.

En el acta de la sesión del Concejo Municipal de Temuco del día martes 24 de mayo del 2011, está registrada la primera exposición definitiva del proyecto ante las autoridades comunales por parte de Rodrigo Chauriye, arquitecto consultor a cargo del diseño del proyecto. Lo más curioso de aquella reunión sería la frase que lanzaría el encargado de patrimonio del Gobierno Regional en ese entonces, Odín Vallejos, quien aseveró que el proyecto era “el mejor ejemplo de preservación del patrimonio”.

¿Hasta qué punto se preserva el patrimonio cuando se quiere transformar una estructura con más de 70 años de antigüedad? La Ley 17.288 de 1970 estipula en su Artículo 11 que “los monumentos históricos quedan bajo el control del Consejo de Monumentos Nacionales y todo trabajo de conservación, reparación o restauración de ellos, estará sujeto a su autorización previa”. Ante esto, Diego Cayupán, encargado de Patrimonio del Consejo Regional de la Cultura y las Artes de La Araucanía, sugiere que el proyecto “debió advertir claramente que no están tocando lo declarado como patrimonio, más aún cuando hay tanta inversión en algo que tiene un gran vínculo con la cultura temuquense, lo ferroviario y el legado de Neruda”. Desde la Dirección de Arquitectura del Ministerio de Obras Públicas, Elmy Venegas, profesional de la sección, se limitó a señalar que “todo está legalmente aprobado como un mejoramiento y aprovechamiento de espacios públicos”.

IDENTIDAD FERROVIARIA

Pero hay algo más allá de lo determinado como “patrimonio” por lo legal, y es la carga emocional arraigada en esa construcción lo que genera sentimientos encontrados. Eduardo Riquelme (72) fue fogonero de ferrocarriles, y durante 25 años la Casa de Máquinas fue su lugar de trabajo. “Esa estructura no es elegante, no es para bonito, sólo representa cómo era de verdad el trabajo de los trenes. Antes todo era vapor y humo. Si reemplazaran o reconstruyeran esto, se pierde la esencia autóctona de lo que fue, y lo peor es que nunca más será como era”. El pensamiento de este exferroviario coincide con el del Premio Nacional de Historia y académico de la Ufro, Jorge Pinto, quien advierte que “si se quiere reformar una construcción tan importante para la ciudad, como lo es la Casa de Máquinas, se debe definir que sea lo menos dañina posible. Si no se hace con cautela, causará un daño irrecuperable a un patrimonio de gran valor arquitectónico e histórico”.

La Casa de Máquinas terminó configurando el espacio urbanístico de la pujante ciudad de Temuco del siglo pasado, décadas después de que el ferrocarril fuera una de las primeras inversiones públicas impulsadas por el Estado después de la ocupación de La Araucanía. Para Miguel Chapanoff, director del Museo Regional de La Araucanía, “un museo es importante porque muestra lo que queda en la memoria colectiva. Y este edificio, que está dentro del Museo, es un patrimonio físico importante porque cumple además un rol social, como lo es el generar una identidad temuquense, y de ahí que signifique un sentido de pertenencia”.

MODERNIZACIÓN POR “UN BIEN MAYOR”

file_20130528190041Para Gonzalo Verdugo, director de la carrera de Arquitectura de la Universidad Mayor de Temuco, el proyecto se enmarca en “una estrategia que permite reacondicionar su uso, pero protegiendo su imagen, reutilizando sus estructuras para un uso más moderno, lo que es vital para una ciudad que está viendo amenazado su patrimonio”, postura similar a la de la encargada del Museo, Scarlett Carter, para quien el proyecto “efectivamente involucra perder la originalidad, pero por un bien mayor, que es salvaguardar la historia ferroviaria para las futuras generaciones”.

Una inversión como la cúpula sería de tal nivel que iría apuntada al fortalecimiento de la imagen del Museo y a la relevancia turística de Temuco, según explica Andrés Salvadores, constructor civil y miembro del directorio de la Cámara de Comercio y Turismo de Temuco. “Un proyecto que pretende intervenir un edificio de tan alto valor patrimonial debe apuntar a ser de impacto mundial. Las obras identifican a sus ciudades, y este debe ser un hito que potencie la figura del museo, pero que conserve la identidad y proteja el patrimonio de una manera ingeniosa e integral”, enfatiza Salvadores.

Daniel Sandoval, dirigente de la agrupación ciudadana “Defendamos La Ciudad de Temuco” y miembro de la Comisión de Cultura y Patrimonio del Core, señala que “hay que revisar bien si vale la pena o no invertir, porque hay mucho dinero involucrado”. Pero Sandoval apunta más allá de la mera construcción del centro cultural en un lugar de tan alto valor patrimonial. “Es un verdadero desafío. El Estado no está haciendo nada por mantener y preservar, de manera que una obra así no deteriora, sino que fortalece algo que está tan deteriorado. Los encuentros de jazz o ciclos de cine que podrían programarse ahí generarían una puesta en valor de este edificio, de las organizaciones y de la ciudadanía que participaría”, argumenta.

Entre las gestiones y trámites entre las diversas entidades públicas y autoridades, el proyecto está simplemente estancado. La encargada del Museo confirmó que la licitación fue dada por desierta el año pasado, debido a que todas las propuestas superaban los fondos aprobados por las entidades de Gobierno. La más baja era de seis mil millones de pesos, y el Gobierno Regional tenía aprobado sólo tres mil. Mientras se baraja realizar el proyecto por etapas, los seguidores de los rieles, historiadores, autoridades y arquitectos, seguirán con opiniones divididas, mientras el museo seguirá, sereno y oculto entre la niebla, al medio de una ciudad que cada día se moderniza.

Comentarios