La Roja nos tiene en las redes

Por Constanza Villalobos

Cuando juega La Roja, los hinchas no solo se preparan por muchas horas antes para verla en la cancha, sino que colapsan el transporte público, las calles se llenan de tacos, en los supermercados se forman enormes filas llenas de hombres y mujeres que van en busca de lo necesario para el asado: carnes, cervezas y papitas fritas, las típicas.

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Generalmente no soy muy fanática de los partidos. Si no me invitan, no lo veo, pero lo que sí veo y no me pierdo por nada son las reacciones que genera en la hinchada observar a 22 hombres tras una pelota.

Es increíble cómo estos tipos, que ganan cantidades estratosféricas de dinero por patear un balón y que se dan la gran vida en Europa, generen tantos sentimientos en 17 millones de chilenos que a duras penas juntan las lucas para parar el típico e infaltable asado.

Por ello, amigo lector, en el siguiente párrafo necesito de toda tu imaginación y recuerdos de tu time line de Twitter e inicio de Facebook. ¡Concéntrate!

Si el partido comienza a las 7 de la tarde, ya una hora antes, cuando reviso mis redes sociales, me parece un tanto ridículo el fanatismo que alcanzan algunos hinchas quienes actualizan sus estados con palabras como “¡¡¡taco c%&·”/ quiero llegar luegooooo!!!” o “En el -Jumbo/Unimarc/SantaIsabel o cualquier otro supermercado- comprando las cosas para ver a La Roja”.

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Luego, o durante esta hora de previa, aunque quiera, no puedo dejar de ver la clásica selfie de los amigxs con caras pintadas, con una copa en la mano, en un bar, restaurante o tan solo con la pantalla del televisor puesto en Fox Premium, con un pie de foto que dice “esperando a la selección #LaRojaFox” o algo así. Fotos de las cervezas que tanto se esmeraron por comprar en el “Gran Chelazo” o bien el típico y jugoso choripán en la mano.

Me causan gracia estas cosas, ya que veo que mientras más fotos, más tuits y más estados comparten, menos fanáticos de La Roja son. Y si hablo de menos fanáticos, lo digo con justa razón. Imagínate… está tu artista favorito o te encuentras con Angelina Jolie en la calle. ¡Oh… Sorpresa! Pero, no vas a ir escribiendo todo lo que pasa durante ese momento. No. Te enfocas en disfrutarlo.

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Lo que sí, donde vuelvo a confirmar mi teoría es cuando ya estamos en pleno juego y cada dos segundos aparecen en los perfiles de Facebook de mis amigxs mensajes con piropos a los jugadores nacionales como Sánchez y Puch, que son los favoritos en redes sociales, haciendo referencia a calugas o traseros.

En cambio, si los comentarios son de hombres, dejan ver la rabia, la frustración o la euforia que provoca La Roja en la cancha, como queriendo emular al Trovador del Gol, Solabarrieta, Schiappacasse o Felipe Bianchi, quienes en un par de palabras resumen el sentir de ese hincha que vibra con cada jugada de esos once chilenos vestidos de rojo que disputan cada balón con la intención de darle una alegría a la fanaticada.

Por ello, si ustedes son realmente amantes del fútbol, ¿realmente lo disfrutan? Me refiero a que hay algunos que hasta se pierden los goles por estar pegados a la pantalla de su teléfono celular contando lo que está pasando en la cancha a muchos que están viendo lo mismo que ustedes. Pero bueno, hay gente, como yo, que agradecemos esos gestos, aunque se pierdan el gol y solo deban escribir “GOOOOOOOOOOOOL… VIDAL TE AMO <3” fingiendo que lo vieron. Porque, díganme ustedes. Si se lo pierden ¿lo van a escribir también? Onda “puta la weá… por estar escribiendo sobre el poto de Puch me perdí el gol de Vidal : (“ no. No lo van a hacer.

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¡Ah! y no podemos olvidar la cantidad de memes que generan estos eventos, en donde los cibernautas se llenan de inspiración y creatividad para, en menos de dos minutos, generar una imagen a veces satírica, irónica o humorística de alguna situación. Son súper graciosos, nos entretienen, nos dan de qué hablar.

Es increíble cómo podemos detener a todo un país por 90 minutos, incluso tragicómico. Despéguense, chiquillos, disfruten esos 90 minutos con sus amigos. Tómense las cervezas que quieran, cómanse todas las papas y hasta el último trozo de carne tranquilitos. No tenemos que saber con quién están, dónde están, ni todo lo que sabemos que está pasando. Ya basta con los relatores, ellos son los encargados de decirnos qué pasó en X minuto del juego. Ustedes sólo vibren con la Roja y beban cerveza tranquilos.

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