Sergio Herrera, candidato a consejero regional cannábico:
“La gente tiene que entender que la ley da cabida al cultivo de marihuana para uso personal”
Por Tomás Gárate
En una búsqueda de representatividad en las plataformas políticas tradicionales, Sergio Herrera es uno de los candidatos a consejero regional por Temuco y Padre Las Casas. Con 34 años, este padre de familia y microempresario del rubro del cannabis, fundador del primer ‘’grow shop’’ de Temuco, y activista, ha encaminado sus rumbos en esto último. Y desde aquí forja una candidatura apoyada por el Frente Amplio (FA), en un esfuerzo de luchar contra los mitos alrededor de la famosa planta. Con todo el espíritu de dar a conocer sus ideas, Sergio se muestra amigable a responder preguntas de Periódico La Frontera en el ‘’Weed Café’’, la primera cafetería ‘’cannabis friendly’’ del país, su negocio y trabajo.
Política y cannabis
—¿Cómo surgió la idea de esta candidatura?
—La candidatura nace de la ‘’Mesa Cannabica’’, que es una plataforma que coordina los esfuerzos de distintas agrupaciones cannábicas compuestas por individuos que quieren apoyar la causa de buscar representatividad. Además con el apoyo del Frente Amplio.
—¿Qué relación tienes con el FA?
—Yo soy independiente, pero con el Frente Amplio, y en particular el Movimiento Autonomista (MA), me brindó el espacio que necesitaba en la búsqueda de representatividad, una vez nacida la idea desde la ‘’Mesa Canábica’’.
—¿Ha habido candidatos cannábicos antes, en Chile?
—Acá en Chile nunca, en el resto del mundo sí. Entraría a ser historia dentro del activismo cannábico.
—De lograrse los objetivos en estas elecciones, ¿qué influencia podría tener alcanzar un puesto como consejero?
—El objetivo principal es entrar a las conversaciones importantes donde se toman las decisiones. Poder acceder a las autoridades regionales de la policía, del Servicio de Salud, las judiciales, para presentar un protocolo que reconozca y proteja a los usuarios de la marihuana. Lo que pasa es que la ley ya nos avala como usuarios, lo que buscamos es hacer valer nuestros derechos, que ya están establecidos. Para eso vamos a utilizar todas las plataformas regionales, pero también acercarnos a municipalidades. Creemos que ahí están las mayores herramientas para generar cambios reales.
—¿A qué tipo de votante apunta esta candidatura? ¿Planea acercarse a los jóvenes?
—Es bien transversal en los usuarios, el encasillamiento por edad, por clases sociales, actividades que realizan, etcétera. En primer lugar apuntamos a todos los usuarios. Pero también a todos los jóvenes que no han ido a votar, que están desencantados con la política porque en realidad no se sienten representados.
—¿Cómo planea acercarse a este grupo desencantado?
—Primero vamos a abordar cosas que son típicas de los usuarios, acercarnos a ellos e invitarlos a votar. Pero nuestra principal arma, yo creo, es la información. Tenemos un montón de contenido que queremos difundir para que las personas se informen adecuadamente acerca de los usos, de las propiedades.
—¿Cómo obtienen esta información y cómo la utilizan?
—Recopilamos la información de fuentes que se puedan citar. A esta le damos un formato de cápsulas o de notas breves, de manera que sea más digerible. También invitamos a la gente para que ahonde más sobre la información vinculándose con las plataformas con las que contamos, como las de la Mesa Cannábica.
—Y sobre los jóvenes con baja participación electoral, ¿hay alguna estrategia en específico?
—Nuestra estrategia está principalmente enfocada en redes sociales. Irrumpir en estas. Se trata de salir de la tradicionalidad de la política. En nuestros volantes no abusaremos de la utilización de fotos de candidatos y propuestas, utilizar esta misma idea de información en estos. Además, al final en las redes sociales es más fácil poder llegar a competir con la maquinaria electoral que tienen muchos más recursos para desplegarse en el territorio.
Vida personal
—¿Cuál ha sido tu relación con el cannabis a lo largo de tu vida?
—Yo no tengo esa historia mayormente tradicional de la mayoría de los usuarios, que empiezan a consumir bien jóvenes. La verdad es que fui contrario a consumir cannabis durante toda mi adolescencia y gran parte de mi juventud. El año 2005 tuve un accidente que me dejó como tres años convaleciente y con una lesión que me dejó dolor crónico. Entonces el 2008 por una iniciativa personal, empecé a incursionar en el cannabis por motivos medicinales. Ya por el 2011, abrí un negocio que tiene que ver con la venta de insumos para cultivar la planta. Desde ese momento en adelante he estado ciento por ciento vinculado a este mundo.
—¿Cómo se lleva el chileno con el cannabis?
—Todo depende de en qué lugar estés parado, el contexto. Por ejemplo yo, cuando empecé a consumir, ya adulto, asumí que era una decisión personal y que nadie podía cuestionarla. Pero también hay mucha otra gente que vive el consumo de manera clandestina. Nadie puede saberlo de su círculo familiar, laboral. Es súper diverso. Hay tanta interacción entre usuario y cannabis que es imposible definirlo en un concepto.
—Según tú ¿cuáles son los problemas de la ley 20.000?
—La ley 20.000 tiene muchos vacíos e incongruencias, pero yo creo que lo peor es como las policías la están aplicando. Antes de esta, existía la ley 19.366, y te seguro que todos los criterios y las formas en que actúan las policías todavía están apegadas a la ley anterior. La verdad es que la ley 20.000, con todas sus falencias, vino a proteger a los usuarios. Da la posibilidad de demostrar que uno la utiliza para uso personal y salir libre entre comillas. En la ley anterior si te pillaban con cualquier cantidad de hierba eras traficante. Entonces, el problema está en cómo la aplica las policías, que deberían poder ser capaces de entender el contexto. La gente tiene que entender que la ley da cabida al cultivo de marihuana para el uso personal.
—¿Qué exactamente quieres cambiar sobre la cannabis en nuestro país, partiendo por Temuco?
—Lo principal es transparentar la información. O sea, desmitificar los supuestos perjuicios de consumir marihuana, cambiar la percepción de riesgo que tiene la sociedad sobre la planta. Imagínate que hace poco hablamos con una persona que creía que la marihuana y la cocaína provenían de la misma planta. Después, quitar la carga moral del consumo del cannabis, de si es bueno o malo. Hay que llevar los diálogos a un contexto más serio, o sea evaluar la evidencia científica, dejar las discusiones que nos han llevado a nada los últimos años, como las de cuantos gramos es consumo personal, cuantas plantas debería estar permitido, si tiene propiedades medicinales o no. Ideas que están o deberían estar zanjadas. Entonces salir de las discusiones y llevarlas a un contexto mucho más profundo, que es la vulneración de derechos a la que somos sometidos todos los usuarios cuando somos allanados sin orden, cuando nos despojan de nuestra medicina, cuando nos encarcelan y nos criminalizan e estigmatizan a nivel social. Entonces es por eso que buscamos representatividad, porque ya estamos hartos de que esto pase a cada rato.