“La Feria Pinto es una sola, y uno cuando lucha por uno, lucha por todos”

Por Ignacio Martínez y Javiera Neira

La mañana del martes, lo que alguna vez fue conocido como el corazón de Temuco, no veía multitudes repletar sus pasillos. Cuando el reloj marcaba las 11 de la mañana, la Feria Pinto, iluminada por el sol del otoño sureño combinado con el frío, nos acogió gratamente. Llena de llamativos colores por todos lados, en sus frutas, verduras, hierbas, plantas y murales, la Feria acogía a los pocos compradores que se paseaban con sus carritos o bolsas, acompañados o en solitario, la mayoría de avanzada edad. Al caminar por aquellos pasillos, pudimos notar una mezcla de olores como el de frituras, pescado, mariscos y condimentos. A través de nuestro recorrido, durante el cual los vendedores nos ofrecían en cada oportunidad sus productos, encontramos un puesto de pescados, donde una señora junto a su marido atendían al público que pasaba por el lugar.

Hablamos de Rosita Muñoz, una mujer de baja estatura, de pelo ya blanco por su edad y con anteojos, que en su local número 169 nos contó que la Feria Pinto es su segundo hogar. Desde los 9 años que trabaja allí, donde comenzó ayudando a su madre junto a toda su familia, parte de una tradición familiar que sigue desde hace años y que hace que le encante su trabajo y ame su feria, como dice ella.

SINDICATO

Rosita atendía a un “caserito”, como lo llama ella, que había ido a comprar pescado para la visita de una nieta que venía de Santiago, según nos dijo la señora Rosita, y volvió a conversar con nosotros. Nos dijo que es feliz en la feria con su trabajo y que por eso en el año 1998, entró al sindicato número 1 de la Feria Pinto, el primero que se formó allí. “Por el año 2000, nos querían sacar de aquí y mandarnos a Cajón. Ahí se formó el sindicato, que va a cumplir 47 años ya, para poder pelear por nuestra feria”. Junto a todo el sindicato lucharon para poder lograr la remodelación de la feria, hito que fue concretado a partir del mismo año, techando la feria y logrando así tener más comodidad para las personas que trabajan allí y poder dar un mejor servicio a la comunidad.

REMODELACIÓN

Al pedirle a Rosita que nos hablara un poco más sobre el problema del año 2000, donde casi sacan la feria del lugar donde se encuentra ubicada ahora para reubicarla en Cajón, nos dijo que había otra persona que nos podía contar más sobre el tema. Nos llevó por los puestos de comida, en donde un grato olor a empanadas fritas y sopaipillas se podía sentir en el aire. Habló con un caballero, el presidente del sindicato número dos, quien nos dijo que era mejor que habláramos con la señora María, que llevaba más tiempo que él. Mientras nos dijo esto, todo trabajador que nos cruzamos saludó al presidente, quien les respondía de manera amistosa todo saludo. Se notaba que había un buen ambiente de respeto y amistad entre los trabajadores. Nos preguntamos si siempre había sido así, duda que la señora María, sin querer, pronto respondió cuando conversamos con ella.

La señora María, bajita, de cabello negro canoso y piel morena, estaba en su puesto de plantas y hierbas, justo a la orilla de una calle. Comenzó contándonos que había llegado a la feria en el año 1975, cuando tenía 17 años y que, por necesidad, comenzó vendiendo sus plantas y, más tarde, quesos en su puesto. Le preguntamos directamente por su papel dentro del sindicato de la feria, y nos dijo: “Yo entré al sindicato por accidente. Una vez yo iba a buscar mis plantas al norte y un señor de la Vega Central me dijo que nos iban a mover para Cajón. Ahí llegué yo acá a la feria revolucionando a la gente y nadie me creyó. Al final, un inspector municipal me lo confirmó y me dijo: Señora María, quiero que salve la feria, y yo le dije “Pero si yo ni sé pa’onde va la micro”. Fue ahí cuando María, que ya lleva 22 años como presidenta del Sindicato Número 1 de la Feria Pinto, entró de lleno como dirigente para poder salvar la feria y terminó logrando no solo la remodelación de ésta en conjunto con sus colegas, sino también la unión de los comerciantes. “Con el sindicato del bandejón uno, dos y tres formamos una Federación de Sindicatos, y en conjunto trabajamos con el alcalde de ese tiempo, que era el señor René Saffirio, para poder quedarnos aquí y remodelar la feria. Había gente con deudas y problemas entre colegas acá, pero todo lo solucionamos para poder tener lo que hoy tenemos y eso al señor Saffirio le gustó”.

Pero no todo fue felicidad, nos contó, ya que sufrieron mucho para poder llegar a tener lo que tienen hoy en día. “Yo sufrí mucho porque una, como es dirigente mujer, tuve muchos problemas con otras personas de acá. Además que me enfermé de artrosis y de un montón de cosas más, que al fin y al cabo me pasaron la cuenta, pero nunca dejé de luchar por la feria que siempre fue lo que todos quisimos”. También agregó que la unión y respeto que hoy en día se ve en la feria no siempre fue así, y que aún hay ciertos dilemas por resolver dentro del lugar. “Algunas personas del Sindicato 1 no le gustó la forma en que trabajábamos, y se formó otro sindicato chico que solamente se dedicó a destruir lo que nosotros íbamos construyendo y todavía lo siguen haciendo”.

ACTUALIDAD

María se despidió de nosotros con un beso y un abrazo muy cariñoso, diciéndonos que cuando necesitáramos algo “hablen conmigo no más, siempre los puedo ayudar en alguna cosita”. Fue impresionante ver la amabilidad y cariño con el que todos se tratan dentro de la feria. Si bien, como dijo María, aún existen ciertos tipos de problemas dentro de los sindicatos, la armonía y respeto entre cada uno de las personas que trabajan en este espacio es muy notorio. Volvimos donde Rosita para agradecer su tiempo, y agradecerle también por llevarnos donde dos personas que nos ayudaron mucho en nuestra investigación. Antes de irnos, le preguntamos si estaba feliz en su lugar de trabajo, en la feria. Y su respuesta no nos impresionó “si, estoy feliz, me encanta mi trabajo en la feria, amo la feria, en la feria me crié, mis hijos trabajan en la feria, hemos pasado altos y bajos en la feria pero seguimos luchando, felices siempre”. Lo que nos recordó algo que dijo María: “La Feria Pinto es una sola, y uno cuando lucha por uno, lucha por todos. Y eso es lo que hicimos nosotros, luchar por todos”.

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