Fanatismo patriótico en La Haya

Por: Diego Sanhueza.

Es principalmente en redes sociales donde me doy cuenta la gran cantidad de patriotismo que se está originando por ambos bandos; por un lado están los bolivianos, quienes nos han creado la imagen de un país usurpador que invadió su territorio, y por otro están los chilenos, que defienden con dientes y garras la soberanía del mar situado en las costas de Antofagasta.

No es casualidad que por estos días nos sintamos bombardeados por la gran cantidad de publicaciones de prensa sobre los alegatos de Chile y Bolivia en la Corte Internacional de Justicia de La Haya. Variadas publicaciones nos intentan explicar lo que Bolivia demanda y que, por otro lado, nuestro país defiende.

Cuando observamos los comentarios sobre los alegatos de ambos países, nos damos cuenta que una verdadera Guerra del Pacífico se ha desatado en Facebook y Twitter, pero me pregunto: ¿Es el mar de todos los chilenos el que tanto defienden nuestros agentes?

Quizás puedo resultar un poco pesimista e incluso estoy seguro que me pueden tratar de antipatriota por hacerme esta pregunta. Si bien lo que defendemos con más fanatismo que hincha de La Roja y que fue ganado por nuestros antepasados en una guerra hace 136 años políticamente es chileno, creo que hace décadas no nos pertenece a todos.

A lo largo del territorio hace rato que el mar dejó de ser de todos los chilenos, la aprobación de la “Ley de Pesca” en el año 2012 fue la gota que rebalsó el vaso y que dejó en evidencia que el mar chileno sólo pertenece a siete familias propietarias de las compañías industriales más grandes del país.

Son los Angelini, Sarkis, Stengel, Cifuentes, Jiménez, Izquierdo y Cruz, las familias más ricas de Chile, quienes actualmente controlan el 76% de la capacidad pesquera industrial, a través de la extracción gratuita de los productos del mar que anualmente les deja como ganancia unos 3 mil millones de dólares.  

Si analizamos la situación es casi como la película de El Padrino, donde siete familias controlan la totalidad de las riquezas. Ahora preguntémonos: ¿Es tan necesario defender contra viento y marea la soberanía por un trozo de mar que ni siquiera nos pertenece realmente?

Quizá la respuesta es personal, yo sólo quiero que reflexiones sobre lo que realmente se discute y que estemos al tanto de qué tanto perdemos en el caso que La Haya falle a favor de Bolivia. La situación nos ha llevado a un grave patriotismo fanático en el que hemos caído en el insulto y en la discriminación entre chilenos y bolivianos.

“Para qué vivir tan separados si la tierra nos quiere juntar” dice una canción de Los Jaivas, si al final de cuentas pase lo que pase los bolivianos seguirán llegando a nuestro país y los chilenos continuarán visitando Bolivia, por lo que no nos aferremos a un fanatismo que nos puede llevar a tener consecuencias de odio, discriminación y racismo que solo hace deteriorar la convivencia con nuestros pares sudamericanos.  

 

 

 

  

 

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