Entrevista a la doctora Adriana Palomera: “Yo no creo que seamos tan patriarcales como dicen en Chile”

«Por Felipe Inostroza»

Doctora Adriana PalomeraEl pasado jueves se realizó en la Universidad de La Frontera una conferencia, organizada por la carrera de Pedagogía en Historia, Geografía y Educación Cívica, titulada: “Mujeres anarquistas en Chile y Argentina a principio del siglo XX” que contó con la presencia de Adriana Palomera, quien se desempeña como profesora de Historia en la Universidad Arcis y que a través de esta investigación logró el grado de doctora. Además es coautora del reconocido libro: “Mujeres y prensa Anarquista en Chile (1897-1931)” del año 2006.

La actividad abierta al público y contó con un salón repleto, con alrededor de 100 personas que disfrutaron de esta ponencia sobre importantes procesos sociales como la emancipación de la mujer y el desarrollo del anarquismo en Chile.

Su voz es reflejo de su experiencia como docente, sabiduría que imprime en su suave trato y en la grata sonrisa con que acepta esta entrevista. Salimos de los pabellones para ir al patio, mientras mira unos murales comenta que en el año 1992, para los 500 años del descubrimiento de América se desarrolló un congreso de historia en la Ufro, en el que participó.

Al continuar nuestro camino encontramos una mesa con dos sillas y nos sentamos a conversar. Con dificultad logró acomodar su gran bolso que evidenciaba su viaje. Antes de comenzar comenta que está muy cansada, ya que viene de otra exposición sobre educación, sumado al agotamiento que genera el viaje desde Santiago hasta Temuco.

—¿Qué le pareció el público de la Ufro?

—Bien, me encantó porque estaba repleto, lo que me sorprendió mucho. Lo único malo es que terminamos en las mismas preguntas de siempre, no destinadas a las mujeres anarquistas sino que al anarquismo, entonces eso es un fenómeno que hay que discutir, si venimos a hablar de las mujeres, terminemos con las mujeres.

—¿Cómo nace la investigación expuesta?

—Es un trabajo que empezó de manera autodidacta. Fui a la biblioteca, después nos juntamos con otra amiga y en el camino nos encontramos por distintos lugares el tema de la mujer frente al anarquismo y nos juntamos a propósito de otra situación y dijimos… ‘estamos haciendo lo mismo,

porque no vemos qué hay’, entonces lo primero que hicimos fue recopilar escritos firmados por mujeres dentro del anarquismo. El resultado lo publicamos en un texto, sobre las publicaciones de mujeres anarquistas en la prensa anarquista. Es un libro rojo de espíritu libertario, era un trabajo que no tenía ninguna pretensión intelectual por parte de nosotras, lo que queríamos era constatar si había un discurso, ¿por qué ese discurso no aparecía en ningún lugar? Entonces no interpretemos nada, pongamos los textos y que las personas que los lean interpreten. Pero ya avanzado en el tiempo, también por una urgencia académica pensé que a este trabajo podía sacarle más provecho, entonces ahí vino el doctorado y la idea de interpretarlo.

—¿Lo que hizo fue interpretar su primer libro?

—No, hice un trabajo mayor, porque ahí incluí a Argentina y el discurso de muchos más, no solo de mujeres que firmaban sino que también desde hombres, desde los teóricos anarquistas. Entonces es un trabajo que tiene que ver con el discurso, pero no es un análisis de discurso, yo no hago análisis de discursos como sería tu disciplina, sino que está visto desde el ámbito de la historia. Entonces desde ahí constituir un sujeto femenino, es decir ¿cuál es el sujeto femenino que construyen los anarquistas a partir de su discursividad?, ¿qué es lo que quieren?, ¿qué buscan?, porque hoy día el discurso de la mujer es el de la feminidad pero ¿cuál es la mujer femenina? Es la que es delicada, eso es una construcción y ahora es una construcción de la elite porque en el fondo lo mujer campesina no tiene mucha delicadeza, ni la indígena, ni la popular, entonces eso es una construcción histórica, pero se nos ha perdido la historia. Ha jugado un rol importante el olvido, el olvido que no es casual siempre es a propósito.

Al terminar de hablar, saca una cajetilla de cigarrillos con calma y me ofrece uno.

—Con respecto a esta mujer anarquista, revolucionaria de fines del siglo XIX y comienzos del XX, ¿cómo se compara con la mujer de hoy?

—Hoy existe el concepto de la mujer revolucionaria que tiene que ver en parte con esta influencia pero desde la tribuna anarquista existe la idea de una mujer emancipada, y por lo tanto una mujer revolucionaria. Entonces, si tú miras hoy (se queda pensativa), estoy pensando en la Tamara Sol, en otras mujer que están en conflicto hoy en que la temática que las mueve también tiene que ver con buscar estos registros, aunque no sea consiente, porque sabemos que estas mujeres no están en la lucha por la defensa del voto sino que están en la defensa que tiene que ver con otro aspecto, especialmente por los que apuntan por el fin del sistema, que es el mismo sistema de antes y ahí aparece el tema de la dominación.

Ahora es difícil ver si esa influencia ha llegado al cotidiano, al privado, a la mujer en su casa porque de una u otra forma la mujer también es sostenedora de hogar en muchos casos pero también es trabajadora, es ama de casa, cuida niños, la dinámica de la mujer de hoy no es tan distinta a la de esa época, con más elementos a favor pero no es tan distinta.

—¿Qué es ser hoy en día una mujer emancipada?

—La mujer que viaja, la que estudió en la universidad, tiene su profesión, su título, entonces está bien. Eso te da elementos pero no te hace emancipada para nada, también te puede hacer esclava. Entonces, es un elemento que no discutimos, que damos por hecho, y pareciera ser que la sociedad camina por una emancipación femenina que desde mi punto de vista, en la práctica, no sé si es cierta porque no nos hemos dado la pega de discutirlo, de conversarlo. Entonces hay que preguntarse ¿qué es lo que queremos? Bueno, yo quiero la igualdad. Pero, ¿qué significa la igualdad? ¿Significa acceso al poder? Hoy el parámetro está ahí, entonces las mujeres alcanzan un lugar a medida que alcanzan poder. Pero una anarquista diría no, la emancipación femenina está en tú ADN, privado y público, ¿como tú eres emancipada en todos los aspectos de tu vida?

—¿Cómo cree que se produce esta contradicción?, en las que personas que se autodefinen como anarquistas, pero en el fondo continúan con una actitud y práctica machista.

—Lo que el hombre tiene que hacer es liberarse él. Ahora ese es un problema del sistema pero también es un problema tuyo y también es un problema de los que están organizados. Esto es dificilísimo porque requiere de consecuencia, decir -yo soy esto- o decir claramente -yo no puedo ser eso porque no soy capaz de ser eso, porque me educaron de otra forma-. Entonces, a nosotros nos educaron bastante matriarcales, yo no creo que seamos tan patriarcales como dicen en Chile, la constitución de la familia es fundamental, los imaginarios de la mujer madre, la abuela, la hija, la esposa, la polola, es fundamental. El dicho dice -le tocó una mala mujer entonces no progresó por que la mujer era mala-, o al revés -se superó por que tiene una buena mujer al lado-, esos son elementos que hay que erradicarlos desde tu ADN y eso es complicado, pero eso no se hace casualmente, es consciente, eso tiene que ser nuestra primera bandera de lucha, para que exista la transformación y la transformación no es verbal, es desde ti.

—¿Cuál es el llamado que usted le hace a la mujer estudiante, funcionaria o trabajadora de la Ufro?

—El llamamiento es reconocerse como seres capaces de definir su propia historia y eso es un proceso muy difícil. Yo creo que las mujeres, las jóvenes que están acá deben asumir eso más allá de una discursividad, sino que también desde una posición política porque esta es una posición política, esto no es romanticismo, esto es decir -aquí estamos-, tampoco significa luchar por el poder de los hombres, no se trata de eso, los hombres en su lugar, las mujeres acá y todos juntos. Desde reconocer su fortaleza, algunos somos hábiles en algunas cosas pero somos débiles en otras, existen diferencias que necesitamos respetar, el anarquismo es eso, el anarquismo reconoce que en la sociedad, somos individuos y como individuo todos somos capaces de algunas cosas. Entonces los anarquistas no niegan la autoridad de la zapatera o del zapatero, el que sabe tiene la autoridad en eso, el problema del anarquismo no es con la autoridad como se cree, el problema del anarquismo es con el poder, con la jerarquización de este. Entonces si tú estas situado en ese lugar, no necesitas ser anarquista para criticar la dominación, uno podría decir -bueno yo creo que esto está mal y esto no lo practico- te van a llamar anarquista, pero no necesariamente eres anarquista, no hay receta eso es lo importante, no existe receta.

Seguimos conversando un poco más, luego se levanta de la mesa y nos despedimos, antes de marcharse me comenta que debe viajar a Osorno a realiza otra exposición sobre educación, así que todavía debe guardar energías.

Comentarios