El bosque de Karadima: El fin de la santidad

«Por Gabriel Gutiérrez»

karadimaChile se ha caracterizado por ser un país devoto de la religión católica. La ferviente creencia en Dios, la Virgen y una serie de santos que cumplen todos los más sinceros anhelos de las personas, es parte de una historia nacional que se ha enquistado desde los inicios de la república, cuando los colones españoles trajeron la “salvación” hasta los “pecadores aborígenes” que habitaban esta larga y angosta faja de la tierra. Salvación que, eso sí, ha tomado una curva descendiente hacia la divinidad y se ha trastocado durante el último tiempo por una serie de “pecados” que aquejan a la propia iglesia. Se trata de duras acusaciones de abusos sexuales infantiles que han afectado de manera polémica a toda la institución Católica, y más específicamente, a los que la conforman. Esta cruda premisa se transforma en el eje principal de la inédita película El bosque de Karadima, del director chileno Matías Lira, y digo inédita porque hasta este momento es un tema que jamás había sido tocado por el séptimo arte chileno.

La cinta cuenta la historia de Thomas Leyton (Benjamín Vicuña), un adolescente hijo de una acomodada pero disfuncional familia chilena, el cual, producto de su vocación sacerdotal, termina siendo doctrinado en la parroquia Sagrado Corazón de Jesús, conocida como “El bosque”, lugar donde conoce y comienza una tétrica relación con el líder espiritual del lugar, el padre Fernando Karadima (Luis Gnecco).

La película, basada en las acusaciones de abusos y pederastía que recayeron en el padre Karadima durante el año 2010,  se transforma en una de las cintas más crudas y fuertes que se hayan rodado en el último tiempo en nuestro país, haciéndole completo mérito a la intriga y conmoción que ha causado su estreno, y tratando de ser lo más fiel a la historia real en la cual se basa.

Desde el comienzo hasta el fin del filme, es posible sentir la valentía de Matías Lira por tratar de exponer lo mejor posible todo lo que conllevó esta historia, la que sostiene su peso dramático en las actuaciones de Vicuña y Gnecco. Y esa valentía queda en evidencia aún más en varias de las escenas más fuertes de la película, donde el lente retrata de una forma explícita los crudos y reiterados abusos que comete Karadima en contra de Thomas Leyton, escenas que, eso sí, no terminan siendo gratuitas, sino que se combinan de buena forma con la idea principal. Sin embargo, a pesar de lo fuerte de las imágenes, del buen trabajo de fotografía en cada escena, y de un correcto Luis Gnecco en el papel del cura abusador, la película termina finalmente brillando más por su temática, pero fallando en su espina dorsal: el guión.

ELBosque2da__43Me explico. El papel del adolescente abusado interpretado por Vicuña, pasa a lo largo de la historia por una progresión psicológica que es tratada de una manera muy superficial, esto con el propósito de apoyar la velocidad con que es contada la historia, pero que pierde un punto que podría haberse contado de una manera aún más profunda. Además de esto, el guión en sí avanza de una manera un poco tosca a lo largo de los minutos, entregándole más peso a las escenas fuertes, que a la intriga de la historia, por lo que la película llega a un final un poco forzado, donde  varias cosas quedan inconclusas y muchos personajes, que podrían haber sido más desarrollados, terminan en el tintero.

A fin de cuentas, El bosque de Karadima acaba  siendo un conjunto de ideas con un tremendo potencial, pero que se cae a causa de las debilidades de su guion. Pero aun así, se agradece esa valentía de romper con el estándar del séptimo arte chileno, uno que nunca había llegado hasta el límite con un tema tabú como este. Solo hay que esperar que esta sea una luz al final del túnel y que no se pierda en un bosque.

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