Por: Diego Sanhueza
Día 30 del mes, hago la fila en el casino Las Araucarias de la Ufro para comprar almuerzo con mi tarjeta Baes. Llego hasta la caja para pagar; paso la tarjeta, ingreso la clave y un ¡saldo insuficiente! da cuenta de una realidad que le ocurre a tantos estudiantes como tú y yo. Lo que me hace reflexionar sobre la pregunta que se viene debatiendo hace años en pasillos universitarios: ¿por qué no aumentar el saldo de la famosa tarjetita azul con blanco?
Hace algunos años la Junta Nacional de Auxilio Escolar y Becas, conocida en Chile como Junaeb, implementó un subsidio que es entregado a los estudiantes de educación superior, ya sea de centros de formación técnica como de universidades. Este beneficio es otorgado a cada uno de nosotros a través de la recarga mensual de 32 mil pesos, los que, según Junaeb, ayudan para costear el almuerzo de 20 días, pero ¿qué ocurre con los estudiantes que pasan gran parte del día en la universidad y deben pagar más de un alimento al día?
Te invito a que saques tus propias cuentas; si la recarga contempla sólo 32 mil pesos para 20 días en el mes, entonces lo que se puede gastar a diario sería sólo 1.600 pesos. Está bien que sea un beneficio, o como diría un compañero; “a caballo regalado no se le miran los dientes”, pero esto va más allá.
Sí, está bien, este es un beneficio y hay que estar agradecido por obtenerlo como dicen algunos, quizás es lo mismo que estás pensando tú en este momento, pero yo creo que no es así. Pienso que este es un derecho que tenemos cada uno de los estudiantes, y es el deber del Estado proporcionar las herramientas para facilitar el acceso a la educación de cada joven o adulto que quiera ingresar a la educación superior, y no sólo con la alimentación, sino que también con el transporte, por ejemplo, como ocurre con la rebaja de la tarifa al mostrar el Pase Escolar para pagar el boleto de la micro.
La cuestión quizás sería muy distinta si entendiéramos que esos mal llamados “beneficios”, son en realidad un derecho que tenemos cada uno de los que habitamos en Chilito, en esta larga y angosta faja de tierra (a propósito del mes de la patria), sobre la que tú y yo ahora estamos parados.
Tenemos que comprender que en este pequeño trozo de tierra, perdido en el espacio, somos todos iguales, y que todos somos libre y tenemos los mismos derechos, en este caso el derecho a la educación, y que no porque alguien no tenga recursos para costearse un almuerzo, un pasaje o el pago de la universidad, tenga que quedarse sin poder superarse profesionalmente.
La cosa va en que nos apoderemos y exijamos mejoras en el servicio de la Beca de Alimentación, a través de un aumento en la recarga mensual, ya lo hicimos con la rebaja en la tarifa mínima para comprar, ¿por qué ahora no demandar un aumento en el saldo?, ¿no crees que es lo más justo para ti, para mí y para las nuevas generaciones de estudiantes de la educación superior?