Por Javiera Neira M.
El martes 17 de abril del 2018, un grupo de estudiantes de la Universidad Austral de Chile (Uach), en Valdivia, tomó la decisión de ocupar la Facultad de Filosofía y Humanidades de dicha casa de estudios. Esta ocupación no se realizó sin motivos o sin provocación, fue una respuesta ante la postura de indiferencia que tomó la Uach ante las denuncias de abusos sexuales que contemplaba estudiantes, docentes y funcionarios.
Así se desencadenó una movilización a nivel nacional, que sacó a la luz denuncias de acoso y abuso olvidadas por planteles a lo largo de todo el país. La Universidad de La Frontera no quedó fuera de este proceso.
Se desatan las movilizaciones
Tras la primera “toma” que se produjo en la Uach de Valdivia, no tardó en unírsele la Facultad de Derecho de la Universidad de Chile, también con motivos de denuncias de acoso sexual (y laboral) al docente Carlos Carmona, quien es, además, expresidente del Tribunal Constitucional.
De esta manera se produjo un fenómeno masivo de ocupaciones y paros en más de 20 universidades del país, que también convocó a marchas semanales en algunos lados (Temuco, por ejemplo) exigiendo mejoras en los protocolos, desvinculación de docentes con denuncias de acoso o abuso, educación no sexista, entre otros. Este fenómeno llegó a ser llamado “Nueva ola feminista chilena” o también “Revolución feminista chilena”, y está creando un importante cambio en el país.
En comparación al panorama nacional, la Universidad de La Frontera tardó bastante en unirse a la movilización feminista. Fue recién en la tarde del 8 de mayo que se realiza una primera Asamblea General de Mujeres, que resulta ser un éxito; reuniendo a más de 80 –de las cuales no solo son estudiantes- y que deciden hacer ocupación del Pabellón E del Campus Andrés Bello. Florencia Quilaqueo, estudiante de Terapia Ocupacional y miembro de la Asamblea Triestamental de Mujeres Autoconvocadas (ATMA), dice que “fue la simbolización del inicio de la movilización, dando a cara a un sistema burocrático en donde primero se establece el paro y más adelante en forma de presión se toman los espacios”, y agrega que se puso en evidencia que “las autoridades de la Ufro actúan bajo presión. Al día siguiente de la toma del Pabellón E llegó un comunicado del rector en donde se pide que se entregue un petitorio y que se presente el protocolo”.
Luego de este hecho, comienzan a organizarse asambleas generales y de mujeres a nivel de carreras y facultades (además de asambleas generales de mujeres semanales), lo que se traduce en que muchas carreras deciden irse a paro para apoyar la causa. “El paro nos permitió apoyar, ya sea en las tomas o en los conversatorios, a la Asamblea de Mujeres”, comenta Claudia Urra, exintegrante del Centro de Estudiantes de Periodismo. “Creo que la importancia de paralizarse es que nos permite tener un espacio libre para organizarnos, conocernos y canalizar todas esas ideas que se expresaron en la primera asamblea de mujeres”.
Para el 23 de mayo se encuentran 45 carreras en paro, dos espacios en toma (Pabellón E y Facultad de Salud), y en inicios de junio ya se realizan mesas de negociación sobre un petitorio que terminará aprobándose por completo.
Esta situación posiciona a la Asamblea de Mujeres de la Ufro dentro de las más organizadas a nivel nacional.
La realidad del acoso
El Consejo para la Transparencia reveló que la Universidad de La Frontera mantiene diez investigaciones por acoso sexual, siendo superada solo por la Universidad de Chile y la Universidad de Valparaíso, ambas con 18 denuncias. Incluso desde la ATMA se asegura que hay muchos más casos de víctimas que no se deciden a romper el silencio.
Acerca de las denuncias que se encuentran en investigación, la Asamblea de Mujeres Ufro dijo que son de años anteriores, por lo que se están tramitando por el antiguo protocolo de la universidad, y que la mayoría corresponde a casos de funcionarias. Por lo mismo, como se hacía con el antiguo protocolo, el resultado final quedará en manos del rector.
Al respecto, Elizabeth Núñez, representante de la Comisión de Protocolo y Política de Género, opina que “nos parece valioso haber ganado una Unidad de acogida para víctimas; un espacio con profesionales pertinentes y con formación en género”.
“La unidad de acogida es un espacio de recepción de denuncias, además de un espacio para entregar contención emocional y apoyo a quien denuncia. Tiene la función de orientar, vigilar el proceso de denuncia, dar apoyo y contención”, explica la Asamblea de Mujeres Ufro.
Haciendo un cambio
Para eliminar el acoso sería necesario modificar toda una mentalidad tan arraigada en la sociedad, que parece un objetivo imposible. Sin embargo, las mujeres de la Universidad de La Frontera decidieron dar el primer paso a un cambio. Y no solo en la Ufro, sino que en las universidades de todo Chile.
Cuando comenzó la movilización, el resto de la comunidad universitaria se enteró que había casos de acoso sexual y muchos no lo creyeron. Era una realidad que permanecía oculta, que afectaba de manera pasiva a las mujeres. La Comisión de Protocolo y Política de Género, dice Elizabeth Núñez, logró que se sensibilizara respecto al tema al interior de la universidad y a sus autoridades: “Lo logramos con mucho trabajo en estos 3 años (…) Una cuestión que costó mucho, porque el tema del acoso es un tema difícil de tratar, hay mucha culpa entorno a esto. La sociedad te culpa siendo víctima”. Y es precisamente ese pensamiento el que se debe erradicar.
El acoso se produce porque hay una relación de desigualdad de poder entre hombres y mujeres. “Mientras más estudiamos las mujeres, menos cargos administrativos y de poder tenemos. La relación en la Ufro es 70-30. Es decir, muchos acosadores tienen poder”, añade Elizabeth Núñez.
Es por eso que los logros ganados durante esta movilización histórica son tan importantes: el ingreso de un nuevo protocolo garantiza mayor apoyo a la víctima, separando al acusado de la denunciante inmediatamente después de hecha la denuncia, lo que es un voto de credibilidad significativo. Por otro lado, la legitimación e integración de la Asamblea Triestamental de Mujeres Ufro al gobierno universitario podrá resguardar el cumplimiento de lo acordado y ayudar a futuras mejoras.
Si bien el camino a un ambiente de igualdad es largo y dificultoso, ya se ha dado el primer gran paso. Es deber de todos el tomar consciencia sobre la realidad que viven las mujeres y minorías para hacer un mayor cambio.