Por: Valentina Duarte y Camila Huecho
Algunos nos han acompañado desde pequeños, corretearon y juguetearon con todas sus energías a nuestro alrededor, nos alegran el andar con su compañía. Adquieren costumbres y mañas propias de una vida llena de rutinas a nuestro lado. Pasa el tiempo y nuestros fieles compañeros crecen junto a nosotros. Llega el momento en que nos damos cuenta que, ya no corren tanto como antes, sufren malestares y muchas veces padecen en silencio. Cuidar de una mascota de edad avanzada ya no es lo mismo que cuidar de un cachorro o de un perro considerablemente joven, es por esto que, estas son algunas consideraciones que debes tener presente:
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Tu perrito creció contigo, conoces sus miradas, sus costumbres, los atributos propios de su personalidad. Pero así como lo has visto adaptarse a lo largo de los años a tu presencia y a tu vida, él también adquirirá mañas típicas de una vida junto a tí. Igual que cualquier persona, es más difícil que un perro ya mayor se adapte a los cambios de lo que lo haría un cachorro o cualquier perro más joven. Respeta sus tiempos. Una mascota con años encima tiene un mundo al que pertenece, una rutina, una forma de verte, de interactuar y de comportarse. Comparte la forma en que vive y quiérelo como la mascota llena de experiencias que es. Mientras más amor estés dispuesto a darle a ese peludo libro viejo, menos estrés, ansiedad y problemas de salud provocarás en su vida, ¡y más vínculos crearás entre los dos!
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Al igual que los humanos, a medida que los años suman, es importante adecuar la alimentación de nuestras mascotas a sus actuales necesidades y condiciones. ¡Cuidado con la comida dura! ten en cuenta que los dientes, para cachorros con más de diez años de edad, comienzan a debilitarse y a sufrir de sensibilidad, al igual que los abuelitos. La pérdida de piezas dentarias podrían provocar una grave infección. Balancea su alimentación, baja en sodio para evitar problemas a los riñones, reducida en calorías, rica en minerales y vitaminas, para fortalecer su defensas, músculos y articulaciones.
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Sacar a pasear a tus mascotas es fundamental. Como ascendientes de lobos, el andar, cazar y recorrer largas distancias va intrínseco en su ADN. Es necesario sacarlos a caminar, respetar su ritmo y sus pausas al andar, deben ser paseos cortos, como máximo treinta minutos para mantener activas sus articulaciones, la oxigenación de su cuerpo y evitar problemas como la depresión canina.
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Cuando tu mascota ha alcanzado una edad considerable, las visitas al veterinario pasan a ser en extremo fundamentales. Es necesario tener en cuenta que como cualquier ser vivo, un perro podría presentar problemas o achaques típicos de la edad. Tus fieles compañeros tampoco van a decirte cómo se sienten tan explícitamente como lo haría una persona ni van a quejarse de los achaques de las rodillas cada mañana, por lo que adelantarse a sus señales, chequear su estado de salud, y prevenir sufrimientos innecesarios, son un deber para la familia de los canes en esta etapa de su vida.
Tal vez, los cuidados de un perro de edad avanzada parecen excesivos. Pero no son muchos más de los que un cachorro necesita. Lo que ocurre es que las atenciones y cuidados mutan hacia otro tipo de necesidades dependiendo de la edad. ¡No hay que tener miedo de adoptar o preferir a un perro en sus años dorados! Son tan buena opción como cualquier otro animal de cualquier otra edad.
Los perros adultos, al contrario de los más jóvenes, tienen muchas más memorias y experiencias: han vivido, conocen el mundo, han acumulado vivencias, y aunque a veces se nos olvide, los perros recuerdan. Los perros viejitos sienten en cada caricia un aprecio que saben reconocer, un aprecio que quizá recuerdan y echan de menos, un afecto que saben agradecer y retribuir. A veces, es posible ver tanto amor en los ojos de un viejo compañero como en el más pequeño de los cachorros.
Queramos a nuestros perros ancianos, así como ellos han aprendido a querernos.