Voluntario en acción

«Por: Stephanie Molina Estuardo»

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Gonzalo Ogaz es un joven de 28 años estudiante de psicopedagogía durante el día y en la noche es monitor de la Ruta Calle, actividad orientada hacia las personas que están en situación de calle, en la cual se les entrega abrigo y comida, todo organizado y sustentado por el Hogar de Cristo

    Me dirijo hacia la calle Pudeto 555  para conocer la travesía que Gonzalo y el equipo de Ruta Calle realizan durante todas las noches de invierno. Nos subimos a un furgón para emplazarnos hacia los lugares a los cuales debemos llevar el alimento y ver la condición de las personas que allí se encuentran. Con todo listo, las raciones de comida contadas, el termo con café hirviendo, las mantas nuevas que esperan a ser entregadas y la ropa de abrigo organizada por talla, nos disponemos a salir hacia lugares de esta ciudad, que de noche muy pocos conocen.

Paramos para darle comida al primer usuario de la ruta, es un hombre de apenas unos 35 años, de tez oscura, que se encuentra acostado en una cama tapada con un nylon negro grande en la mitad de la calle, su nombre es Marcelo, y durante el día él trabaja como payaso en la calle Caupolicán , al vernos llegar comienza por comentarle a Gonzalo su travesía del día y le relata una

escena de la película “Los 4 fantásticos” , le dice a Gonzalo: “Oye cachay que el otro día vi una película, la mole se enamora de una cieguita…” Gonzalo lo escucha atentamente mientras le reparte su ración, al terminar le pregunta si es que necesita algo más y Marcelo responde que no, nos despedimos de él y nos disponemos a avanzar.

Comienza el interrogatorio …

 ¿Por qué comenzaste a trabajar como monitor de la Ruta Calle?

-La verdad es que aquí hago la práctica de mi carrera, debo trabajar acá por los 3 meses que dure esto.

Y ¿Cómo ha sido insertarse en algo tan diferente a lo que vives día a día?

-Mira al principio es difícil, porque ves una realidad completamente diferente a la cual estás acostumbrado, es fuerte ver o sentir las condiciones de vida de las personas a las cuales atiendo, por ejemplo un día te vas a encontrar con casos como el que acabamos de ver, con personas que viven alcoholizadas durante todo el día, con otros que tienen conocimientos universitarios pero que dejaron sus carreras, vaya a saber uno el por qué. En fin, cada día es algo nuevo.

¿Cómo fue tu primer día de trabajo?

-Fue cuático, no sabía qué hacer, ni cómo hacerlo pero de a poco fui cachando como tratar a la gente, hablar con ella, ver qué era lo que les faltaba, igual fue chocante ver tanta basura en algunos lados, como un acumulador al que vemos todos los días.

Y ¿Cómo ayudas a un hombre que es acumulador o es alcohólico?

-En el Hogar hay varios programas; los alcohólicos que se quieran rehabilitar deben cumplir con un requisito que es no haber tomado como 8 días, solo así pueden entrar al programa de rehabilitación, también se tiene una psicóloga y asistente social para apoyar a las personas que necesiten de ayuda como para hacer trámites legales o para aquellas que quieran insertarse a la sociedad para trabajar. Lo más importante de esto es que ellos quieran superarse, de nada nos sirve obligarles a que hagan algo, nosotros los podemos ayudar, pero siempre y cuando ellos quieran ayudarse.

Voluntario 24/7

¿Es agotador trabajar como voluntario?

-Sí, como todo trabajo supongo, para esto hay que tener vocación, hay muchas personas que vienen una o dos veces y luego no vuelven, o también hay otros que vienen esporádicamente por temas de estudio, no contamos con un equipo fijo para salir todos los días a trabajar, aparte hay veces que la gente se pone un poco pesada, o hay algunos que ni son usuarios y se tiran a “choros”, hay un lugar al que vamos a entregar alimentos que es la feria Pinto y tratamos de que no vayan mujeres allá porque muchas veces hay personas borrachas y se ponen cargantes con ella.

¿Cómo te ha afectado en tu vida ser voluntario?

-No me ha afectado de mala manera, es agotador, pero creo que es una buena experiencia como para contar, es algo de lo que puedes aprender, nadie está exento de vivir en estas condiciones, creo que ayudar a las personas que viven en la calle es algo fundamental para mí, a pesar de que llegue aquí para realizar mi práctica profesional, y me ha afectado en la manera que no puedo salir a carretear en la noche, ya que este trabajo lo realizo desde las 7 de la tarde hasta como las 2 de la mañana, por 6 días a la semana. Creo que lo único que siento es no poder salir a divertirme un rato en las noches.

¿Podrías decir que esta es una experiencia enriquecedora?

-Totalmente.

Según lo que has visto ¿cómo crees que la sociedad mira a las personas que están en situación de calle?

-Creo que hay mucho rechazo, hay poca ayuda para que ellos se inserten a la sociedad, para que sean aceptados, ahora el cómo no creo que podría responderte, ya que tendría que hacer todo un análisis y evaluar a cada usuario, sería algo bastante engorroso. Pero creo que

lo primordial es que ellos quieran salir de donde están, que quieran ayudarse, hay muchos que ya se acostumbraron a vivir así, en la basura o el alcohol.

¿Crees que la institución hace un buen trabajo para la inserción?

-La institución trata de hacer lo posible para ayudarlos, pero creo que esto no solo debe quedar como la ayuda que realiza el Hogar de Cristo, sino que se debería hacer una política de estado que regule la ayuda a las personas en situación de calle, que no cree un asistencialismo como lo ha hecho hasta ahora, sino que haga los programas con gente capacitada para el trabajo, para la inserción y la rehabilitación, esto no pasa por un tema de la institución, pasa por un tema país.

¿Cuál ha sido la historia que más te ha marcado?

-Difícil pregunta, ya que todas me han marcado de una manera especial pero creo que una de las más conmovedoras para mí fue el caso de un niño de 14 años que llegó de Villarrica, se fue de su hogar por problemas que tenía con su padrastro, y su madre no se encargaba de él. Estaba solo, en las noches de invierno, hospedado en el hospital, durante el día vendía calendarios; tratamos de ayudarlo con asistente social, volvió a Villarrica y el caso se está viendo allá. Espero que donde sea que esté, se encuentre bien y puedan arreglar sus problemas familiares.

Nos movimos por muchos lugares para repartir los alimentos y ver las condiciones en las que se encontraban las personas, la gran mayoría alegres de ver a Gonzalo, quien los escucha con

atención, tratando de ayudarles en todo lo que necesitan. Terminamos la ruta en el hospital regional, antes de despedirme y agradecerle a Gonzalo por su tiempo y paciencia en responder a todo lo que le preguntaba, le hice la última pregunta.

¿Te ves como voluntario a futuro? (en 4 años más)

-Me gustaría tratar de estar siempre aquí para ellos y ayudarles, pero el mundo te exige demasiado, debes cumplir con un trabajo, pagar las cuentas de la casa, no caer en el estrés, tener una familia y un sinfín de cosas más, esperemos que en un futuro, el tiempo me ayude a seguir con esto.

Dejo a Gonzalo en el hospital, ellos deben seguir con su camino, yo me retiro a escribir esta historia, llena de matices, pero que a pesar de haber sido un trabajo, me llevo la experiencia de haber participado en algo en lo cual, como muchos de nosotros, me mantengo ajena como una espectadora. Nadie está exento de esto, conocí a un abogado, un profesor y un antropólogo que viven como indigentes, nadie sabe cómo llegaron a terminar así, sólo sé que ellos son felices compartiendo con personas que tratan de ayudarlos y no le hacen asco a su estilo de vida, me voy contenta de haber conocido esta realidad, y espero que la vida alguna vez, me vuelva a dar esta oportunidad.

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El bonito grupo que me acompañó esa noche

Pueden revisar también lo que fue una ruta parecida a la que recorrió Stephanie pero en el sur de nuestro país:

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