Se cayó el sistema

 «Por Francisco Meliñir»

Ya pasada una semana del inicio del tercer periodo de venta de entradas para la Copa América, -el que fue tan exitoso como las dos etapas previas, las que entregaban sólo entradas con abono y por sede, es necesario poder analizar qué tan cómodo es tener que obtener el ticket por Internet.

Copa America

El verso de “comprar las entradas desde la comodidad de su hogar”, no pasa más allá del no tener que bancarse una fila, las que dados los problemas de la venta virtual, muchas veces es preferible hacerlas.

Es cierto que este sistema es favorable y cómodo, en este caso para aquellas personas que compran en el extranjero, quienes viajarán solo días antes a Chile para estar presentes en los partidos de su selección, sin embargo, si solo el sistema fuera para aquellas circunstancias, se ahorrarían todas aquellas quejas, bien fundamentadas por lo demás, de los usuarios. Perfectamente se puede adecuar un sistema capaz de vender entradas por Internet y otro presencial, a la antigua, lo clásico. Y es que Internet no lo es todo, ¡señores!

La escasa eficiencia y los innumerables problemas que presentó Ticketpro la pagina encargada de proporcionar los tickets, hacen necesaria una planificación del método de venta de entradas, ya no para Copa América, sino para grandes eventos nacionales e internacionales que se puedan desarrollar en el país a futuro. No es primera vez que sucede este problema, en el clásico entre Colo Colo y Universidad de Chile del 2014, con otra ticketera, pero con el mismo sistema de venta, se produjo una sobreventa de entradas, lo que formó una trifulca en la entrada al estadio, solo minutos antes del comienzo del partido. Mucha gente con entrada en mano, no pude entrar a ver el partido, el por qué de las autoridades y de la ticketera, fue la falsificación de los boletos.

Esto último, el gran enemigo de este sistema, que aunque, se vende como fácil y rápido es más bien vulnerable, produce más problemas y malestar en los usuarios, que al final terminan con más ganas de tirar el computador al piso que de ir al estadio.

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