Estudiar en la Ufro y no ser de Temuco: un doble sacrificio

Por: Gabriel Gutiérrez

Son las 5 de la tarde del 4 de enero, y por algún motivo los pasillos de la Universidad de La Frontera muestran más movimiento que de costumbre. El primer lunes del año es recibido por un sol que con impetuosa fuerza logra elevar las temperaturas de la capital de la Araucanía hasta casi los 25 grados, calor que por lógica debería ser sinónimo de verano, playa y descanso. Pero no, todos estos sinónimos parecen completamente haberse alejado de los pasillos de la UFRO, los que a esta hora se encuentran tan atestados de estudiantes como si se tratara de una común y corriente semana de clases. Y es que los estudiantes de esta casa de estudios, al haber pasado por un paro cercano a los 3 meses durante el año pasado, tuvieron que volver a las aulas producto de la recalendarización de clases que los mantendrá con tareas y pruebas hasta la tercera semana de enero.

Y aunque sinceramente podríamos decir que la UFRO ha pasado por esto tantas veces que ya se hace más que una simple costumbre al estudiar en esta universidad, los problemas que acaecen no son pocos. Dificultades en cuanto a la organización del tiempo, cambios en los planes para el verano, dinero gastado durante enero, cosas que afectan a los estudiantes y, en mucho mayor medida, a un grupo que siempre debe sufrir estas consecuencias en silencio y sin mucho más que poder decir al respecto: los estudiantes que no son de Temuco. La pregunta ahora es: ¿Cómo estos alumnos pretenden afrontar ese casi mes de clases?, ¿De qué manera les dificultará esta recalendarización?. Y lo más importante: ¿El sacrificio de viajar valdrá la recompensa de los logros del paro del año pasado?

El problema de no ser de Temuco

catalina villarroel

Pasar por clases en enero no es algo nuevo para los estudiantes de la Universidad de La Frontera, algo que en base a los álgidos movimientos estudiantiles de los últimos años en nuestro país, han terminado por casi condenar a los ufronianos a tener que pasar por clases en verano casi cada año por medio. Un proceso que como se puede observar, es complicado para todos los estudiantes, pero en sobremanera para los que no viven en Temuco y tienen que hacer malabares para poder rendir el dinero sin tener que ser una completa carga para sus padres en un tiempo donde los gastos están a la vuelta de la esquina. Algo que tiene claro Catalina Villarroel, alumna de cuarto año de Kinesiología en la UFRO y que debe viajar cada semana desde Traiguén, su ciudad de origen. “Sinceramente yo no tengo problemas ir a clases en verano, porque fui parte de las movilizaciones y siento que se logró mucho. Mi problema está en que como no soy de Temuco, tengo que o viajar todos los días o pagar un mes más de arriendo y hacer gastar más plata a mis papás”.

david cayuleoY es que no existe ningún estudio de porcentajes que lo exprese, pero se sabe por estimaciones que una gran cantidad de los más de 8 mil alumnos que forman la UFRO provienen de ciudades externas a Temuco, por lo que el tener que pasar por clases es algo “súper difícil. El tener que gastar plata en pagar la pensión por todo este mes en Temuco, es algo que mis viejos no tenían presupuestados. Entonces hacerles gastar plata por algo como esto, es un tremendo problema. Por ahora no sé muy bien que puedo hacer”, como lo expone David Cayuleo, estudiante de tercer año de Ingeniería Comercial en la UFRO y quien debe viajar todas las semanas desde Collipulli para lograr cumplir con sus clases y últimas notas del semestre.

Efectos de la resignación

juan zavalaA mí me ha complicado mucho todo esto de las clases en enero, porque yo todos los años trabajo en verano cosechando arándanos aquí cerca de Traiguén, y el tiempo de la cosecha es justo en enero. Así que no me queda otra que buscar otra forma para juntar dinero para la matrícula, algo que me frustra muchísimo”, cuenta Diego Flores, alumno de cuarto año de Pedagogía en Historia de la UFRO y quien ha visto como sus planes para este verano se han truncado producto de todo el ajetreo estudiantil ocasionado por los casi 3 meses de paro del año anterior. Y es que este tipo de anomalías en cuanto a la recalendarización de los estudios producto del paro, ha ocasionado no solo dificultades sobre el tener que pasar por el engorroso proceso de estar estudiando durante la época de verano, sino que también produce consigo efectos colaterales que afectan los planes que muchas veces poseen los mismos alumnos. Algo que tiene en claro Juan Zavala, estudiante traiguenino de tercer año de Tecnología Médica en la UFRO y quien se ha visto en la obligación de tener que viajar todos los días desde Traiguén hasta Temuco debido a que el lugar donde generalmente se hospedaba en la capital de la Araucanía, es ocupado por otras personas durante vacaciones de verano. “Es algo demasiado cansador, pero no me queda otra que agachar el moño y aceptar. Ahora en enero tengo 8 pruebas y es demasiado cansador tener que estar viajando todos los días a clases, pero si no lo hago podría echarme los ramos, así que estoy de manos atadas. No puedo hacer nada”.

Ver el vaso medio lleno

camila pobleteEs así como pena un ambiente de pesar y resignación dentro de la mayoría de los estudiantes de la Universidad de La Frontera, algo que –eso sí- no es tan pesimista si se contrasta con la cantidad de beneficios que los alumnos lograron con los cerca de 3 meses en que se mantuvieron movilizados durante el año pasado. Algo que personas como Camila Poblete, estudiante de primer año de Enfermería y quien no es de Temuco, le ayudado a poder soslayar un poco más el tener que sacrificar parte de su verano para cumplir con sus obligaciones estudiantiles. “Por lo menos a mi me da mucha lata tener que venir a clases en verano, porque cuesta todo esto de tener que viajar todas las semanas a Temuco. Pero viendo todo lo que se logró con el paro, siento que esto es un pequeño sacrificio que hay que cumplir nomas. Más que mal, tener que pagar ahora 65 lucas por la matrícula, es algo que solo se podía conseguir con un paro”. Palabras que comparte Diego, quien a pesar de expresar su preocupación por no poder trabajar durante este verano, explica que “me deja mucho más tranquilo eso si que haya que pagar mucho menos por la matrícula que antes. Además con todas las cosas que se lograron en el paro, se me hace más fácil juntar plata para este año de clases”.

Por lo pronto los estudiantes de la Universidad de La Frontera deberán aplazar en un par de semanas la idea de tener vacaciones, ya que oficialmente el proceso lectivo se encuentra terminando el 22 de enero. Pero a pesar de la resignación que existe frente a no poder dejar de lado de una vez por todas los cuadernos y aprovechar el verano para descansar, los grandes logros conseguidos con el paro logran mermar un poco ese ambiente pesimista y dejan este tiempo de clases como un pequeño sacrificio que se debe pasar para lograr tales recompensas. Y es que a fin de cuentas, la vida de un –como ellos mismos se llama- “extranjero” es difícil con paro o sin paro, pero el sacrificio de dejar familia y amigos por cumplir el sueño de lograr la profesión deseada es algo que siempre latirá en sus corazones, sea verano o invierno.

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