Corea del Norte: de la división hacia la hegemonía

Por Pablo Díaz

Los últimos meses han sido de gran turbulencia en el ámbito mundial, surgiendo gran preocupación por parte de numerosos Estados respecto a los movimientos militares realizados por la República Popular Democrática de Corea, más conocida como Corea del Norte; la cual es liderada actualmente por el Líder Supremo del país, Kim Jong-un, personaje que a pesar de su reciente posición en el poder, ha puesto en alerta al mundo por la demostración armamentista que constantemente ejerce en el continente asiático. La historia de esta nación está marcada por duros conflictos producto de los enfrentamientos bélicos y las marcadas posiciones ideológicas que dominaron el siglo pasado, cuyas repercusiones se siguen sintiendo a casi a un siglo del comienzo los hechos.

De la unión hacia la segmentación

A inicios del Siglo XX y durante el transcurso de la Segunda Guerra Mundial, el Imperio de Japón tenía bajo su dominio el territorio de Corea en un periodo que duro unos 35 años, desde 1910 hasta la conclusión del gran enfrentamiento bélico con la devastadora detonación de las bombas nucleares en Hiroshima y Nagasaki, que pusieron fin a la guerra. Con la victoria del bando aliado, se decidió que los Estados Unidos y la Unión Soviética ocuparían el territorio coreano, en donde se dispuso que esta seria dividida en dos por medio del Paralelo 38, con los norteamericanos haciéndose cargo del sector del sur con Seúl como capital mientras que los soviéticos se encargarían del norte, siendo su capital Pyongyang. Las ideologías contrarias de ambas superpotencias terminaron influyendo en las políticas de las dos Coreas, obstruyendo hasta el día de hoy el proceso de unificación del país, el cual parece no tener pronta solución.

El sector sur de Corea estuvo bajo el gobierno de Syngman Rhee, de corte conservador y anticomunista; mientras que el norte fue liderado por Kim Il-sung, guerrillero durante la ocupación japonesa, quien también se vería convertido en una figura idolatrada por su país. La disputa entre la soberanía del territorio coreano por parte de estos dos bandos desencadenaría la Guerra de Corea en 1950, uno de los conflictos que formó parte de los hechos ocurridos durante la Guerra Fría.

La Guerra de Corea y los efectos

Este enfrentamiento comenzó con la invasión al territorio de Corea del Sur por parte de Corea del Norte, generando la reacción de Estados Unidos y la ONU, entrando al conflicto con el fin de proteger al sur; mientras que el Norte obtuvo refuerzo militar por parte China, además de contar con el apoyo de la Unión Soviética y Joseph Stalin. El conflicto tuvo una duración de tres años, poniéndose fin al fuego en el 27 de julio de 1953. La lucha entre las dos naciones terminó siendo una de las más violentas tras la conclusión de la Segunda Guerra Mundial, trayendo consigo un saldo de aproximadamente 2,5 a 3,5 millones de personas muertas, tanto de fuerzas militares como de civiles, en el lapso del enfrentamiento. A pesar del fin del combate bélico y el tratado propuesto por el Acuerdo de Armisticio de Corea, las dos Coreas siguen oficialmente en guerra, además de mantener relaciones inestables entre Estados Unidos y Corea del Norte.

Kim Il-sung continúo en el poder, declarando victoria empero de las grandes pérdidas sufridas, y desarrollando un culto de personalidad y fuerte nacionalismo que sigue perdurando tras su fallecimiento en el 8 de julio de 1994, que igualmente sigue manifestándose a través de la adoración desde el pueblo hacia sus sucesores, su hijo Kim Jong-il y su nieto Kim Jong-un.

También se suma la proliferación de la tecnología nuclear con la ayuda de los bloques comunistas a la víspera de la caída de la Unión Soviética; pero lo que particularmente ha generado tensiones es el enfoque de Corea del Norte en la creación de armamento, de los cuales se han realizado numerosas pruebas, siendo crucial el lanzamiento de su primer misil de corte nuclear en el 9 de octubre del 2006, desafiando tratados internacionales en el proceso y generando incertidumbre entre países.

El problema se ha agudizado debido al inicio de la Guerra Contra el Terrorismo y la postura neoconservadora de George W. Bush al afirmar que Corea del Norte era perteneciente al llamado “Eje del Mal” conformado además, según el entonces Presidente estadounidense, por Irán e Iraq.

En la actualidad

Kim Jong-il falleció el 17 de diciembre del 2011, siendo su sucesor Kim Jong-un, su hijo proveniente de un incierto y poco público pasado, quien terminó asumiendo el poder rápidamente, siendo  ya establecido en todos los puestos oficiales del gobierno por el 2012. Tras su ascensión como Líder Supremo,  Corea del Norte volvió a entrar en luz pública con su mandato por el 2013 cuando Corea del Norte volvió a realizar pruebas con misiles nucleares, provocando el llamado y sanciones por parte de la ONU.

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Las constantes amenazas bélicas de Corea del Norte han puesto en jaque las naciones del continente asiático y las continuas pruebas de misiles no han frenado, sino que han proliferado. Las presiones económicas no parecen generar tranquilidad y la preocupación es constante dado las reacciones del Estados Unidos de Donald Trump, quien se ha sumado en un discurso de características bélicas, al igual que las posiciones de China y Rusia, potencias mundiales que igualmente han influido en el desarrollo del creciente conflicto.

Los efectos de tales conflictos son producto de una larga trayectoria que han abarcado aproximadamente un siglo y que continúa evolucionando en el transcurso del siglo XXI, cuyos hechos siguen generando alarmantes testimonios y si los ensayos y las amenazas siguen, las respuestas serian igualmente duras, desencadenando trances que no parecen tener pronta solución.

 

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