Manuel Ortiz, profesor de Periodismo: “Mi amor platónico es Marilyn Monroe”

Por Natalia Bravo

En el segundo piso del Departamento de Educación de la Universidad de La Frontera, en una oficina repleta de conocimiento, entre carpetas y libros, se encuentra un inteligente e interesante hombre: Manuel Ortiz Veas, un profesor de periodismo que ha ayudado a formar a gran parte de los reporteros del país.

Nació en la ciudad de Chillan y fue ahí donde estudió la mayor parte de su niñez. Se formó como profesional en la Universidad de Concepción. Tras comenzar su vida laboral pasó por las radios “El Morro” y “Universidad del norte” en la localidad de Arica. Luego viajó al extranjero para seguir perfeccionándose y volvió de la mano con un titulo de postgrado. Regresó a Chile y un 1 de septiembre del año 1995 comenzó a trabajar en su actual casa de estudios, acumulando hasta el día de hoy innumerables historias que hoy atesora como parte de su particular estilo.

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— ¿Cuál ha sido la travesura más grande que ha hecho en su vida?

— Hay muchas, pero recuerdo cuando hice un viaje al sur estando en secundaria. Había otros cursos también y en esa oportunidad nos íbamos a subir a un bote que nos encaminaría de Calbuco a Puerto Montt. Nos estábamos subiendo con mis compañeros y de repente… metí los pies al agua, Así que el profesor me dijo que me sacara los zapatos y junto con el chofer del bote me dijeron que pusiera los calcetines arriba del motor, pero resulta que el bote tenía una toma de aire y se tragó los calcetines. Eso dio paso a que se echara a perder el motor, tuvieron que abrirlo y desarmarlo. Ahí estaban mis calcetines, todos molidos. Con tanta demora en arreglar el motor, perdimos el bus que nos estaba esperando en Puerto Montt, entonces el dinero que tenía el profesor guía para pagar otros gastos se los pasó al señor del bote y todos mis compañeros estaban enojados conmigo porque habían “pinchado” con niñas de otros cursos y no pudieron verlas más.

— ¿Qué le gustaría ser si no fuera profesor universitario?

—Sin duda haber sido un gran pensador. Un científico de los grandes del mundo, como lo fueron en su tiempo Albert Einstein, Isaac Newton, ya que no hay que confundir con quienes se creen científicos y no aportan en nada. Soy gran seguidor de los científicos famosos, aquellos que aportaron a la vida humana y desde pequeño siempre me llamaron la atención, porque eran muy inteligentes y tenían una capacidad increíble y envidiable de creación.

— ¿Cuál es su mayor pecado culinario?

— El bistec a lo pobre, me encanta, pero resulta que ahora lo estoy pidiendo a donde vaya a almorzar, con puré, pese a que deja de ser bistec a lo pobre. Está bien… pierde un poco su esencia pero es igual de rico, aunque generalmente lo pido por la carne. Soy eminentemente carnívoro, siempre disfruto las carnes.

— ¿Cuál es su película favorita y la que más odia?

— Me gusta el buen cine, frecuentemente veo de autores importantes… películas favoritas tengo muchas así que no podría decidirme en realidad, pero es bueno saber por cultura. No me gustó una película de una mujer que era boxeadora y que quedó invalida a la cual  tuvieron que ayudar a morir, se llama “Million Dollar Baby”, eso debe ser porque no me gusta la violencia.

DE MAFALDA A LA AUTOPOIESIS

Mientras conversamos noto en él a través de sus anécdotas e historias el amor por la pedagogía y el fuerte sentimiento hacia sus ídolos científicos, quienes impulsan en él este amor por la ciencia y la búsqueda del conocimiento.

— ¿Con qué personaje se identifica?

— Me gusta mucho y me siento identificado con Mafalda, porque encuentro que tiene una reflexión filosófica muy preocupada por el mundo y la paz en él. También me gusta por su simpatía el Chapulín Colorado por cómo era en aquellos tiempos. De Chile un científico que se llama Humberto Maturana, creador de la Teoría de la Autopoiesis, junto con  Francisco Varela.

Marilyn-Monroe-Icon— ¿Tiene un amor platónico, cuál es?

— Ahhh… es cosa de mirar a mi espalda, acá entre mis cosas, tengo una foto de la famosa Marilyn Monroe. Me pasa una cosa bien paradojal con ella, la encuentro muy sensual y atractiva, pero a la vez un poco como la mujer de la máscara, ya que aparecía sonriente muy feliz y contenta siempre y no era así. Algunos dicen que la mataron y otros que se suicidó, entonces mostraba lo que no era y es no me gusta de las personas. De Chile me gusta la gran Violeta Parra, que tiene temas tan hermosos, como “Volver a los diecisiete” o “Gracias a la vida”.

—¿Cuál es su placer culpable?

— Sin duda las carnes. La de cerdo me gusta mucho. Disfrutar también de las ricas longanizas de mi tierra natal, Chillan… son ricas y sabrosas, tú sabes que son muy famosas. Pero cuando puedo comer en exceso me siento culpable porque después me cuestiono sobre mi colesterol, pero generalmente disfruto de las cosas que hago porque trato de hacer el bien.

— ¿Cuál cree que es su mayor defecto?

— Creo que me falta ser planificado y organizado… eso es fundamental, creo que es algo que los niños y los jóvenes debiesen ser sin dejar de ser creativos, ya que la noticia sale de los lugares menos esperados. He escrito artículos donde he hablado sobre la paz o que contribuyan a eso pero, sin embargo, creo que no he sido un buen difusor de aquello y de eso tengo mucha culpa.

— ¿Cuál es el garabato que más usa?

—Fíjate que trato de ser no decir garabatos porque me salen muy groseros cuando los llego a utilizar. He escuchado estos improperios en hombres y mujeres y sabes que no sé por qué suenan tan comunes en ellos y en mi suenan tan feos. Pero el que más uso es el que termina en “on” y debe ser porque es el más de moda, pero lo evito por lo mismo. Creo que entorpecen la relación humana, se utilizan como verbos, sustantivos y la verdad a mí me encantaría poder tener un lenguaje más amplio y no redundar  siempre en las mismas palabras.

— ¿Cómo son sus días domingos?

— Mi amante permanente es la universidad, vengo hasta los fines de semana, entonces si no tengo una actividad social con mi familia o amigos para salir a almorzar, vengo acá a la oficina. Soy bastante “Toribio el náufrago”, eso es como una persona ermitaña, acá aprovecho de meditar, de responder mis mail, aunque no estoy en Twitter, Facebook ni WhatsApp así que leo artículos de interés, me gusta mucho la política, no la politiquería, yo soy una persona que no voto, vote bajo el gobierno del Presidente Frei Montalva, voté una vez… Luego, con el Presidente Allende sufragué dos veces. Durante la dictadura tuve que ir a votar igualmente pero con mucho miedo, y ahora último no he votado, me carga que los grandes mercaderes controlen  a los políticos y les paguen las campañas. Aquí se confirma la frase de Jefferson que dice que “los mercaderes no tienen patria, su único fin es la fama y el dinero”.

— Y finalmente, ¿qué haría si le quedara un día de vida?

—Lo que más me apesadumbra, aunque uno sabe que es mortal y tus familiares saben que lo eres, es que me gustaría morir sin dolor o morirme de inmediato en un sueño, sin sufrir. Pero lo más importante sería no causarles dolor ni dejarlos sufriendo, así que yo conversaría con ellos y les diría que todo va a estar bien, que no me echen de menos, que me voy a ir contento a juntarme con mis papás, con mis familiares más queridos, con mi hermanita y… bueno, tratar de mirar lo que más pueda a mi alrededor, tocar las flores, los árboles, mis libros…

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