Jóvenes desencantados de la política: ¿Qué hay tras el movimiento anarquista?

«Por Catalina Hernández»

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En la conmemoración del Día del Joven Combatiente se recuerda el homicidio de los hermanos Vergara Toledo, en 1985, en plena dictadura militar. Es una fecha en que muchos de los que se encuentran descontentos con la política actual, salen a las calles a manifestar su desacuerdo, sin embargo, algunos utilizan este movimiento para destruir la propiedad pública, saquear y ensuciar la imagen de una manifestación que representa el descontento de una gran mayoría de nuestro país.

Uno de estos casos se vivió el jueves 28 de marzo en Temuco, cuando Carabineros detuvo a 12 personas durante dos allanamientos simultáneos derivados de la investigación surgida tras la instalación de artefactos explosivos en la Dirección Regional de Gendarmería y en el patio del cuartel de las Fuerzas Especiales de Carabineros. A pesar de esto, muchos de los jóvenes que sí quieren conmemorar la muerte de los hermanos Vergara y expresar sus demandas y quejas contra el Estado actual, son aquellos jóvenes que lamentablemente se ven envueltos en prejuicios y malos tratos por parte de ciudadanos que no discriminan a la hora de juzgar.

Un poco de historia

Desde que Chile se enmarca en un autoritarismo centralista, que se establece al instalarse la República Conservadora en la década de 1930, la identidad política se asocia tradicionalmente a partidos políticos que ejercen la función de ser el puente entre el Estado y la Sociedad Civil, quienes hasta el quiebre del sistema democrático en 1973 se configuraban como los principales referentes de identidad en la vida política. Con el retorno de la democracia a nuestro país en el año 1989 y gracias al nuevo sistema electoral, de carácter binominal, surgió un sistema multipartidario que colisionaría dos grandes bloques de la sociedad política que hasta el día de hoy se mantienen.

Con el pasar de los años se comienza a observar un número minoritario de jóvenes que manifiestan no sentirse identificados con referentes del área política, jóvenes que estando en condiciones legales de votar, prefieren no inscribirse en los registros electorales y restarse de la sociedad política.

El desencanto de los jóvenes por la política institucional, generada por la desaprobación a quienes ejercen esta actividad, motiva el surgimiento de movimientos sociales alternativos que reúnen a jóvenes según grupos de interés donde anidan organizaciones del tipo anárquico que son puestas en tela por el Estado toda vez que son estigmatizadas por el desconocimiento de los lineamientos que las guían.

Distanciamiento

El psicólogo Mario García comenta que el distanciamiento respecto de una dimensión o referente de identidad generaría un movimiento compensatorio que llevaría a reforzar otras dimensiones de identidad colectiva. “Hoy en día, particularmente para los jóvenes, pertenecer a un grupo social político es menos relevante e importante de lo que fue hace años atrás“. El distanciamiento de ciertos referentes identitarios no se compensa con otros del mismo nivel del Estado, sino que con opciones que se sitúan en una esfera más íntima o privada.

Actualmente poco y nada se sabe sobre el trasfondo del anarquismo y mucho menos de su historia, sus planteamientos, sus distintas corrientes y las prácticas llevadas a cabo en Chile. El movimiento anárquico data desde el sigo XIX, cuando autores como Mijail Bakunin o Pierre Joseph Proudhon son conocidos como los primeros expositores de la idea anarquista, esto se debe a la influencia y trascendencia que han tenido sus planteamientos a lo largo de la historia.

La desaparición de cualquier tipo de autoridad dentro de una sociedad es el eje central que se plantea hasta el día de hoy en el área de la anarquía. Para ello las acciones individuales son primordiales al momento de emanciparse a sí mismo para poder de esta forma actuar en conjunto con otros.

Camilo Uribe, autoproclamado anarquista, añade que es un movimiento que se deriva de la lucha directa de los trabajadores contra el capitalismo, de sus necesidades, sus aspiraciones de libertad e igualdad y se trata de la idea de negación total de un sistema basado en los principios de clase y Estado y su sustitución por una sociedad libre de trabajadores bajo la auto-gestión.

La doctrina anarquista se basa en que el Gobierno no es necesario, más bien dañino, la palabra “anarquía” que significa “sin gobierno”, que será igual que decir orden natural, la libertad completa con solidaridad completa, es una teoría política que aboga por la creación de una anarquía, mantiene que la organización política ideal de la sociedad es un estado de cosas donde las funciones del Gobierno se reducen al mínimo y que la meta final de la sociedad es la reducción de las funciones del Estado a la nada, es decir, una sociedad de libre albedrío, sin jerarquías.

Ideología

Los anarquistas consideran esencial el crear una sociedad basada en tres principios que son interdependientes: la libertad, igualdad y solidaridad. Para los anarquistas, la verdadera riqueza son los seres humanos y el planeta en que vivimos, ellos creen que ningún humano debe dominar a otro, comenta Alvaro Sanhueza, sociólogo de la Universidad de los Lagos de Puerto Montt.

Además da entender que aquellos jóvenes con ideales menos convencionales que el resto, desean una sociedad descentralizada, basada en la libre asociación, donde los valores de libertad, igualdad y solidaridad se desarrollen al máximo por medio de una descentralización del poder, estructuralmente y territorialmente donde pueda fomentarse la libertad individual, manteniendo el poder en la base en manos de aquellos afectados por las decisiones alcanzadas por el Estado.

Cada individuo y cada grupo natural dispone de un poder más o menos grande, según sus disposiciones físicas e intelectuales”, sostiene la psicóloga Ilda Seguel, quien comenta al respecto que en ningún caso el exceso de poder que naturalmente dispone el individuo o el grupo natural basta para establecer un dominio sobre la sociedad.

El movimiento anarquista y el horizonte ético-político se ha mantenido siempre resistiendo a los embates que desde el Estado, a pesar de que el capitalismo y los grupos políticos autoritarios de derecha e izquierda han tratado de eliminarlo.

La pluralidad de individualidades y organizaciones que nacen de estas formas de hacer política, luchas y proyectos autogestionados, además de sus prácticas y posicionamientos frente al Estado, han tenido una resonancia en una diversidad de movimientos y comunidades que luchan por la autonomía, la horizontalidad y el apoyo mutuo entre individuos.

Javiera Atala, partidaria de este movimiento, apunta que los libertarios han sido retratados por la prensa casi exclusivamente por los hechos de violencia en que se han visto involucrados. Es por esto que muchas de las representaciones anarquistas en los medios está proyectada bajo ese prejuicio. “Se habla de anarquismo para aludir su aspecto delictual, por lo que esta imagen distorsiona absolutamente la complejidad que existe tras las prácticas anarquistas”.

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