Por Renata Bastidas Navarrete
Son las 5 de la tarde y un tenue sol de invierno se cuela por la ventana. El correo electrónico y WhatsApp son puentes comunicacionales que acortan distancias. Del otro lado atiende un emblema del foto-periodismo regional y nacional. Bastan solo minutos para que lleguen sus respuestas. Inconfundible por su sencillez y calidez al responder: así son las palabras de Edgard Garrido, primer chileno en recibir el Premio Pulitzer en la categoría de “Breaking News Photography”, quien además es un ex alumno de la carrera de Periodismo de la Universidad de La Frontera.
Nacido en Puerto Montt, desde temprana edad Edgar demostró interés en el ejercicio de seleccionar y editar imágenes, cuando recortaba fotos de las revistas que tenía a su alcance e inventaba sus propios periódicos, mismo ejercicio del que ahora ha transformado su pasión y vocación.
Después de estudiar Periodismo en la Ufro, su interés por la fotografía creció aún más al encontrar en los movimientos sociales que se tomaban las calles en la década de los noventa, una oportunidad para mostrar la realidad través de su lente, la cual transformó en su manera de hacer periodismo.
Su paso por la universidad, la importancia de la fotografía y los proyectos que lo traen de vuelta al sur de nuestro país, fueron los tópicos de nuestra conversación.
— ¿Cómo recuerdas tu paso por la UFRO como estudiante?
— Sí. Fue maravilloso y altamente participativo. Me preocupé por relacionarme con muchos alumnos, profesores y estudiantes, además de crear un ambiente diverso y participar en un sin número de actividades académicas y estudiantiles. Creamos un periódico estudiantil, hacía música, fotografiaba, trabajaba, etcétera. Me relacionaba con gente de todas las universidades, facultades y carreras en Temuco. Viví la universidad como lo que para mí significa: plural e intensamente.
— ¿Cómo fue que comenzó tu pasión por la fotografía. En qué momento empezaste a desarrollar esta pasión?
— Mirando hacia atrás, mi gusto por la fotografía comenzó desde niño, cuestión de la que me di cuenta a ciencia cierta hasta hace pocos años. En el sur y producto muchas veces del mal clima y el aburrimiento, yo buscaba entretenerme con lo que fuera. Por ejemplo, buscando fotos en los diarios y revistas para recortarlas y armar mis propios periódicos escribiendo inclusive breves comentarios. Un día, ya siendo adulto y revisando cajas en la casa de mi padre, los comencé a encontrar. Eran cuadernos completos. Ahí me di cuenta del interesante ejercicio de edición, diagramación y por defecto, aunque sin disparar, de hacer fotografía que había realizado desde niño. A esto súmale las más hermosas nubes del mundo… diría que ahí comenzó todo.
— ¿Cómo profesionalizaste esta pasión por la fotografía?
En la Universidad, haciendo fotos de todo. En esta etapa, tal vez las que más se recuerden sean las de protestas. Sin embargo, desde ese entonces ha sido algo a lo que he dedicado todos los días de mi vida con responsabilidad y sin dejar de disfrutarlo, diría que fotografiaba mi entorno sin descanso. A partir de ahí comencé a trabajar para medios de comunicación y hoy es mi actividad profesional.
— ¿Cómo llegaste al tema de la migración y sus vulneraciones en la agencia Reuters?
— Trabajando para Reuters viví en Honduras durante 5 años, experiencia que me acercó al tema de la migración y a entender parte del contexto: la violencia, la pobreza y el imaginario que -usando instrumentos como la educación, la información, la publicidad, la moda– creamos de una u otra forma y nivel desde nuestras posiciones, invitando a migrar.
— ¿Cuál crees que es la importancia de la fotografía en la cobertura de estos temas?
— En términos inmediatos, es informar sobre un hecho. A largo plazo el aporte que hacemos a la documentación global e histórica de un fenómeno que marcará el siglo XXI, sin lugar a dudas.
— ¿Qué consejos le darías a los estudiantes de Periodismo que ven en la fotografía su vocación?
— Que tienen que buscar historias y disparar todos los días con el fin de enfrentarse desde ahora a situaciones que les hagan ver si tienen “dedos para el piano”. Que piensen en el día de mañana y en cuanto podrán seguir disfrutando cuando la fotografía se convierta en su profesión. Estoy convencido de la importancia de estas reflexiones durante esta etapa, para que juntos podamos prolongar la continuidad de una fotografía con carácter social, de calidad y sobretodo sincera. Y por supuesto, que alimenten su enciclopedia personal a través de la lectura, el cine, la música, los viajes y los idiomas.
— A futuro, ¿tienes proyectos ligados a Chile?
— Sí. Estaré realizando dos exposiciones en el mes de octubre en Temuco. Una relacionada a la migración y otra que será la muestra de una serie de fotos en general. Además, algunas conferencias y un Workshop en Concepción y Santiago. En lo estrictamente fotográfico, me gustaría mucho continuar abordando el tema de la migración y fotografiar algo de lo que está pasando en Chile. Además, el cambio climático, por supuesto.